En el sector hotelero, los cambios son la única constante. Si hace algunos años, las gigantes cadenas internacionales atraían las preferencias de los viajeros, hoy en día, los huéspedes desean una experiencia de alojamiento personalizada, con esmero a los detalles y a la calidad del servicio.
De esta forma surgen los hoteles boutique, establecimientos que unen la hotelería de primer nivel con un ambiente íntimo y privado, que se acomoda a las necesidades de los clientes.
Esta designación o categoría hotelera fue acuñada por Ian Schrager en los años 90, cuando quiso describir el tipo de experiencia que brindaba su hotel, el New York Paramount, uno de los más distinguidos de la Gran Manzana.
No obstante, sin existir una definición clara del concepto, podemos decir que un hotel boutique posee las siguientes 7 características:
- Número reducido de habitaciones. La cantidad de habitaciones oscila entre 20 y 150.
- Espacio limitado para eventos. Los eventos no deben superar el 10 o 15% de la demanda semanal. Sobre esa cifra, el hotel comienza a perder su personalidad.
- Lobbies pequeños. Las recepciones son de menor tamaño que las de los hoteles convencionales. Así, la experiencia de los huéspedes será mucho más íntima.
- Atención personalizada. Es imposible ofrecer una servicio boutique sin ser cuidadosos de los detalles y de la atención a los pasajeros.
- Conservación del patrimonio. Los hoteles boutique suelen establecerse en casas antiguas que han sido remodeladas para darles un nuevo uso, manteniendo una armonía arquitectónica con su entorno.
- Sentido de la estética y de la vanguardia tecnológica. La mayoría de estos hoteles se caracteriza por su diseño ecléctico y por ofrecer servicios tecnológicos a sus clientes como wifi gratuito, sala para videoconferencias, etc.
- La ubicación no importa. Si un hotel boutique tiene todas las características mencionados anteriormente, a los huéspedes no les importará viajar unos kilómetros más para alojarse en ese lugar.
El alojamiento debe crear una experiencia personal a la medida de cada cliente y completamente orientada al servicio. Por ejemplo, todo huésped repitente debe ser llamado por su nombre en su segunda visita y las subsiguientes. Cada cosa en el hotel debe tener el propósito de hacer más personalizada la experiencia del cliente. Una tendencia que ya está en la región y que en Colombia se puede disfrutar de hoteles en Medellín y hoteles en Cali entre otros.