“Fuimos ricos durante seis meses”, dije. “El dinero estaba lloviendo y luego el techo se desplomó.”
“Bueno, por lo menos fueron millonarios, aunque sea durante seis meses”, dijo mi padre rico riendo entre dientes. “Muchas personas nunca sabrán lo que se siente ser ricas.”
“Sí, y ahora estoy arruinado económicamente”, me lamenté. “Seis años de éxito y años para pagar por él.”
“Bueno, por lo menos tuviste una probadita de la buena vida.” Mi padre rico sonrió, haciendo su mejor esfuerzo por animarme. “La mayoría de las personas nunca sabrá lo que se siente construir un negocio internacional y ser un éxito en el mundo. La mayoría de las personas nunca sabrá lo que se siente tener dinero lloviendo en su puerta.”
“Y la mayoría de las personas nunca sabrá lo que se siente ser un fracaso internacional con dinero que llueve en la puerta”, dije, ahora comenzando a reír.
“¿Y por qué te estás riendo?”, preguntó mi padre rico.
“En realidad no lo sé”, contesté. “Me imagino que me estoy riendo porque por doloroso que sea ahora, no cambiaría esta experiencia por nada. Como dijiste, me asomé a un mundo diferente, un mundo que muy pocas personas verán, un mundo que me gustaría volver a ver. Todo fue tan emocionante, por un rato.”
Mi padre rico se inclinó en su silla. Durante un largo período, parecía estar ahí sentado en silencio reflexionando sobre su vida, las batallas ganadas y las perdidas. Finalmente salió de sus pensamientos y dijo: “La mayoría de las personas corren de la casa al trabajo buscando seguridad de ese mundo. Para muchas, el trabajo y la casa son lugares donde se esconden de las duras realidades de un mundo competitivo. Lo único que quiere es un sueldo y un lugar que puedan llamar hogar, lejos de casa.” Mi padre rico volvió a hacer una pausa y luego dijo: “Y otros buscan algo más.”
“¿Quieres decir algo más que sólo seguridad y dinero?”, pregunté.
Con un toque melancólico en la mirada, mi padre rico dijo: “Sí. Si lo único que yo quisiera fuera un trabajo seguro, un sueldo y un hogar lejos de casa, nunca me habría vuelto empresario.”
“¿Y qué estás buscando?”, pregunté. “Más allá de seguridad y dinero.”
“Un mundo diferente… una forma distinta de vivir. Como tú sabes, yo vengo de una familia muy pobre. Quería más que sólo mucho dinero. Más que sólo una casa grande y autos bonitos. Quería una vida que pocas personas llegan a tener. Sabía que enfrentaba mayores probabilidades de fracasar que de tener éxito. Sabía que habría altibajos como empresario. Y como todos los demás, estaba preocupado por los altibajos. No obstante, fue la idea de acceder a una vida diferente lo que hizo que los riesgos parecieran valer la pena. No se trataba sólo de hacer dinero, se trataba de la aventura de una vida.” Luego mi padre rico hizo otra larga pausa, atendiendo sus pensamientos personales.
Finalmente continuó: “Cuando mi vida termine, sé que los altibajos se convertirán en recuerdos de una gran aventura, de tratos ganados y tratos perdidos, de amistades consolidadas y amistades perdidas y de dinero ganado y perdido. Serán recuerdos de perfectos extraños que cruzan tu puerta, sólo para unirse a tu siguiente aventura y que salen por ella una vez que la aventura ha terminado. Y, en el camino, con suerte, encuentras ese lugar, un lugar con la calidad y belleza de la vida que en tu corazón sabías que existía, que en tus sueños sabías que se haría realidad.”
“¿Y has encontrado tu lugar?”, pregunté.
Mi padre rico simplemente asintió con la cabeza y sonrió con satisfacción.”
Tomado del libro “Antes de Renunciar a tu Empleo”, Kiyosaki (2006:124)
Fuente: padrericomedellin.com