A los doce años decidió emplearse como repartidor de camisas en una tienda de Galicia, España, tras darse cuenta de que a su madre le habían negado un prestado en un supermercado local. Durante su trabajo en algunas tiendas de la ciudad, aprendería lo necesario para crear su propia empresa de confecciones junto a la que sería su esposa y socia. Varias décadas más tarde, revolucionó el mundo de la industria textil con la creación de marcas como Zara, y se convertiría en uno de los hombres más ricos del mundo alcanzando una fortuna de $70.750 millones de dólares… ¿Cómo lo logró?
Los inicios de Amancio Ortega en los negocios
El protagonista de esta historia es Amancio Ortega Goa, un español nacido en la provincia de León el 28 de marzo de 1936.
Debido a la profesión de su padre, Antonio Ortega, que era ferroviario, el joven Amancio pasó su infancia en Tolosa, para luego trasladarse a Galicia, lugar que vería nacer los primeros brotes de su genialidad. Por estos años la familia Ortega pasaba por necesidades económicas, por lo que el joven Amancio consiguió un empleo como repartidor en la camisería Gala a los 12 años de edad.
Una de las anécdotas más populares dice que el joven tomó esta determinación, la de dedicarse con disciplina y empeño a un oficio, después de enterarse que su madre había solicitado un préstamo en un supermercado local y no se lo habían concedido, pues había llenado su cupo máximo de endeudamiento. Amancio, al presenciar esto se propuso trabajar incansablemente para darle lo mejor a su familia y salir adelante, sin imaginarse que se convertiría en el hombre más importante de la industria textil de toda España.
“Era el chico para todo: el mismo que limpiaba la tienda que hacía recados o atendía en el mostrador cuando había mucha urgencia. Por lo visto, alguien me recomendó al dueño, porque le llamaba la atención que, desde que había puesto un pie en el establecimiento, me tomaba el trabajo con seriedad y sentido de la responsabilidad. Y es que siempre me gustó lo que hacía y tenía mucho empeño por aprender.” -Detalló Ortega en una de sus biografías autorizadas.
Después de su pasó por la tienda Gala, Amancio fue contratado a los 17 años por la mercería Maja, en calidad de comerciante, la cual tenía una buena reputación en la zona, y era el lugar donde trabajan sus hermanos, Antonio y Josefa, y donde conoció a su primera esposa, Rosalía Mera, la cual se convertiría también en su socia. En este lugar ampliaría significativamente sus conocimientos sobre el sector textil, razón por la cual, en 1963, se aventuraría a la creación de un negocio propio bautizado como “Confecciones Goa” (las iniciales de su nombre y apellidos a la inversa), en el cual vendía, confeccionadas por él mismo y por Rosalía, batas guateadas para mujer y otras prendas femeninas.
¿Qué consecuencias tuvo esta audaz iniciativa? Pues supuso el primer paso de una serie de éxitos laborales que se irían acumulando con el tiempo, pues en el año 1975 nació la primera tienda llamada “Zara”, ubicada en la calle Torreiro de La Coruña.
La firma Zara desde un principio estuvo marcada por una estrategia empresarial que la haría destacar de las demás: su modelo de negocio se basaba en la máxima “ofrecer moda a bajo precio”, razón por la cual el modelo integral producía, distribuía y vendía sus propios productos, lo que le permitía reducir los costos por intermediarios y proveedores, y le daba a la marca una capacidad de reacción excelente, ya que podía instalar en sus tiendas, en dos semanas, las últimas tendencias de la moda e ir cambiando las colecciones con mayor rapidez (no cada tres meses, como pasaba con otras firmas).
Ortega quería nombrar a la firma como “Zorba” en un principio, inspirado por la película Zorba, el griego; pero, debido a que en la misma calle ya existía una cafetería con ese nombre, tuvo que readaptar el propio con las letras ya fabricada para su local. Así surgió “Zara”, y muchos expertos de la publicidad consideraron este incidente como “afortunado”, porque resultaba evidente que el segundo nombre presentaba un mayor atractivo comercial. Con la ayuda de su familia, que hizo parte del consejo junto con sus primeros empleados, la firma se transformó en pocos años en un fenómeno, con escasos precedentes en España.
El crecimiento empresarial de Amancio Ortega
En 1985 se creó Inditex, que sería la empresa matriz de todas las compañías del emporio familiar y que seguiría con su proceso de integración vertical, dependiendo menos de proveedores y producciones externas. Dentro de la diversificación que tuvo la empresa en el sector textil, están el surgimiento de Pull&Bear en 1991, Bershka en 1998 y Oysho en 1997, en algunas de la cuales se aplicó el método de darles nombres que fueran fáciles de pronunciar tanto en España como otros lugares del mundo y que tuvieran un especial atractivo. Por esta razón muchos clientes se preguntaron si tal vez el nombre “Bershka” significaba algo, pero solo fue elegido por estética, por su adecuada sonoridad en todo tipo de lenguas.
Más tarde, el grupo empresarial logró la importante adquisición de firmas como Massimo Dutti en 1995 y Stradivarius en 1999. Sin embargo, Amancio Ortega no se limitó a una diversificación textil, sino que, como toda empresa que empieza a tener unas ganancias elevadas, empezó a explorar otros terrenos y negocios, como el de la inversión inmobiliaria, los concesionarios de automóviles, el sector financiero y la gestión de fondos de inversión.
En un principio, algunas de sus múltiples firmas tenían una orientación específica, con lo cual buscaban dar cobertura a todos los tipos de vestimenta y moda posibles, y tratando de limitar la competencia a sí mismos, pues si en lugar de tener dos tiendas iguales en distintos puntos, se tienen dos distintas en una misma área, se obtiene el mayor control de un público. De esta manera, Massimo Dutti podía ocuparse de una línea de ropa para hombres, elegante, mientras Stradivarius una línea femenina, informal y dinámica. De igual manera, mientras Bershka se ocupada de una tendencia, Oysho y Pull&Bear de otras muy distintas. Pero con el tiempo y crecimiento de cada una de las firmas, gozando cada una de un “éxito autónomo”, las marcas pudieron especializarse en otras líneas, público y géneros, lo que demostraba que el plan de desarrollo trazado por Indetex empezaba a dar frutos diversos.
Sin embargo, las cosas no fueron siempre color de rosa para Ortega y su familia. A lo largo de toda la historia de Zara y otras de sus firmas, ha habido algunas polémicas de distinta índole. Uno de esos primeros inconvenientes se dio cuando el emporio tuvo ciertas dificultades para la adquisición de emplazamientos de interés, lugares en los que deseaba iniciar su vida comercial que sus propietarios se negaban a vender. Esto llevó a una serie de problemáticas que son bien conocidas en los inicios de la compañía.
Más tarde surgieron otros problemas: varios sectores sociales acusaron a la firma de promover la anorexia denominando, por ejemplo, a una chica talla 40-42 como “modelo curvi”, término que emplea para denominar a las chicas “pasadas de peso”. Otras de las acusaciones contra Zara tenían que ver con el plagio, pues algunos diseñadores e ilustradores manifestaron que se habían empleado sus creaciones sin permiso, sumado a la mala adaptación publicitaria en distintas culturas, como cuando olvidaron determinados códigos de la publicidad en China, donde no está bien visto que una modelo exhiba sus pecas, y la compañía presentó las imágenes de las modelos con ellas, algo que parece un detalle sin mayor relevancia, pero que representaba verdaderos problemas propagandísticos.
Pero, sin duda alguna las acusaciones más fuertes que ha recibido el grupo Ortega, tienen que ver con la explotación laboral y la explotación de menores en fábricas de países como Brasil, Argentina, la India y Bangladesh, en las cuales, como ocurrió en alguna época con compañías como Nike, se encontraron a trabajadores en situaciones precarias produciendo piezas para Zara.
Todas estas controversias demuestran que el camino de una gran compañía jamás es un camino fácil, que a lo largo de todo su recorrido tendrá que atravesar mil y un obstáculos, y hacer muchas correcciones, aceptando las consecuencias. A pesar de todos los tropiezos mencionados que ha tenido la compañía, parece ser que Amancio Ortega supo sobreponerse y solventar todas las dudas e inconvenientes legales que se le presentaron.
A estas alturas se podría considerar que todos los sueños del joven emprendedor se habían cumplido; pero su proyecto de vida era mucho más ambicioso, pasión que ya mostraba el español cuando se dedicaba al aprendizaje sobre costura y a viajar de un lado para el otro repartiendo las camisas de Gala, mientras soñaba en grande.
¿Cuál fue entonces el siguiente paso del grupo Ortega? La iniciativa, naturalmente, era la llegada al mercado internacional. Gracias a las fortalezas de la compañía, su modelo conocido como “moda instantánea”, es decir, la capacidad para asimilar las modas de las grandes pasarelas y llevarlas a sus escaparates en algunas semanas, la de comprender con rapidez los códigos del “buen vestir” y adaptarlo a sus diseños, y sus políticas de precio y venta, Indetex logró el ingreso en el mercado de 40 países, repartidos por todo el mundo. Eso sin contar que la actividad de internacionalización del grupo siempre ha sido intensa, y desde el año 2000 se afianzó con una inversión de 270 millones de euros, dirigidos al crecimiento en el exterior. Como expresó el propio Ortega en una de las pocas entrevistas a las que ha accedido: “El crecimiento es un mecanismo de supervivencia”.
El primer lugar del extranjero en el cual pudo instalarse Indetex, fue Oporto, Portugal en el año 1988. Más tarde, la compañía pudo realizar sus primeras apariciones en países como Estados Unidos, Kawait, Arabia Saudí, Turquía y Japón, con un posterior éxito en Europa y Latinoamérica. Para el año 2000, con 1300 puntos de venta alrededor de todo el mundo, Indetex obtuvo un beneficio neto consolidado en 262 millones de euros, lo que es un acontecimiento sin precedentes.
Con estos nuevos resultados, la empresa se planteó el siguiente cambio: la intención de ingresar a la Bolsa de Valores en el año 2001, con la colocación del 26% del capital en el mercado de valores, para fortalecer su presencia internacional. Ese mismo año, Indetex logró por primera vez facturar mayores ingresos en el exterior que en España.
Otra de las fortalezas del grupo se debe a su relevancia en otros escenarios, además del textil. Por ejemplo, su actividad en el sector inmobiliario ha representado para el emporio una importante fuente de ingresos. Una de sus estrategias ha consistido en la compra de muchos establecimientos que luego ofrece en arrendamiento a todos aquellos almacenes minoritarios que se constituyen como su competencia. De esta manera, no sólo consigue facturar ganancias de su propia actividad, sino también obtener un capital de apoyo de sus rivales comerciales. Y si no los arrienda, los pone en venta, haciendo precisos cálculos de la valoración que pueden tener en el futuro determinadas edificaciones o complejos para obtener buenas ganancias.
Asimismo, el grupo Indetex ha hecho propias otras emblemáticas construcciones, como la Plaza de Cataluña en Barcelona o varios edificios en la lujosa Quinta Avenida de New York, como la adquisición del icónico “Haughwout” por 145 millones de dólares.
Con un éxito tan sobresaliente en distintos escenarios, Amancio Ortega Goa llamó en exceso la atención de toda la prensa internacional. No obstante, llegar a él nunca fue un hecho fácil. ¿A qué se debía el desconocimiento de su propia historia y sus pocas intervenciones públicas? Esto se debía a que el propio empresario era bastante celoso con su privacidad, y durante mucho tiempo se negó a realizar entrevistas (incluso mucha gente no sabía cómo era físicamente el español). Cuando algunos biógrafos se mostraron interesados en contar su historia, él mismo respondía: “Haz lo que quieras, porque yo no te puedo prohibir que escribas. Me fío de ti. Sólo una cosa: no cuentes sólo lo bueno ni digas que esta empresa la he hecho yo. Somos ochenta mil personas, a las que hay que sumar todas las que han trabajado en la empresa y ya no están”.
Actualmente, gracias a un conjunto de investigadores que han revelado la historia de este gran emprendedor, podemos saber desde las razones que lo llevaron a tomar importantes iniciativas, hasta el conjunto de sus aficiones, su gusto por los deportes a caballo, los automóviles y la pintura.
Con la llegada de la era digital en todo su esplendor, el grupo Ortega también se planteó su adaptación a esta nueva dinámica de comercio. Además de fortalecer sus portales web y su conocimiento por parte del público (aun cuando su estrategia se basa más en una popularidad ganada del boca-a-boca y no de costosas campañas publicitarias), desde el 2014 algunas de sus firmas han implementado la tecnología RFID en sus locales. Los chips RFID se encuentran en las etiquetas de seguridad que se quitan de la ropa cuando se compra y se pueden reutilizar. El chip permite a la empresa hacer un inventario rápidamente mediante la detección de señales de radio de las etiquetas RFID. Cuando se vende un artículo, el almacén es notificado inmediatamente para que el artículo pueda ser reemplazado. Un artículo que no está en el estante se puede encontrar fácilmente con una etiqueta RFID. Cabe destacar que este tipo de tecnología es costosa y muy innovadora, pues suplanta a las viejas costumbres de medir el inventario de manera física. De esta manera se invierte un poco más en tecnología, pero al final sale más económico que estarle pagando a empleados autorizados para que realicen el conteo físico del inventario cada cierto tiempo. Es un ganar-ganar.
Polémica y problemas del grupo empresarial INDITEX
Pero no todas las actividades del grupo empresarial han estado orientadas a la ganancia, pues si hay algo por lo que sea conocido Indetex, además de su éxito comercial, es su espíritu filantrópico, su apoyo y promoción de distintas fundaciones. Una de esas fundaciones es la que dirige su primera esposa, Rosalía Mera, una institución para jóvenes con discapacidad llamada Paideia, la cual surgió de la sensibilidad de los Ortega a este tipo de condiciones, que conocen de primera mano ya que uno de los hijos del matrimonio, Marcos, nació con graves discapacidades. Asimismo, en las actuales circunstancias de pandemia, el emporio textil Indetex ha dado un apoyo determinante a su propio país y en el exterior, con el suministro de utensilios y revelación de información valiosa, además de poderosas inyecciones de dinero para combatir al virus.
Exitoso empresario y multimillonario
¿Qué más podría decirse sobre un hombre que, desde abajo, desde el primer escalón, hizo realidad todo su proyecto de vida? Amancio Ortega siempre ha sido un hombre sencillo, nada excéntrico, a pesar de su gran fortuna. Aunque sus funciones en las empresas ya han sido delegadas a otros expertos, aún hoy, con un espíritu trabajador y curioso del que no puede desprenderse, se mantiene al tanto de todo en la misma textilera. Esos rasgos dan cuenta de su disciplina y su compromiso, características claves de todo emprendedor. De la misma manera lo aconseja Pablo Isla, que es el vicepresidente y consejero delegado de la empresa: “Un aspecto básico es no perder las señas de identidad que definen esta empresa: la frescura, el espíritu emprendedor, la flexibilidad y la autocrítica. Para convertirse en referente hay que trabajar día a día como si fuera el primero”.
Así concluimos la historia de Amancio Ortega, la historia de un hombre sencillo y trabajador que, gracias a su dedicación, hoy en día posee una fortuna superior a los $70 millones de dólares, ocupando el sexto puesto entre los más acaudalados. Pero la fortuna no lo es todo, como él mismo lo determinó, por lo cual vale la pena tener presentes, en todo momento, estas palabras de su biografía:
“No vale la pena ser empresario sólo para ser rico. El dinero, en esas dimensiones a las que hemos llegado nosotros, no nos va a hacer falta. El dinero sólo tiene sentido, para mí, si se orienta a conseguir objetivos. Y si tienes éxito, que sirva para ayudar a que lleguen a ser algo en la vida tantas personas que dependen de nosotros”.