Gestionar la carrera profesional requiere asumir riesgos, capacidad de sacrificio, ponerse y lograr objetivos, estar disponible para ayudar a otros y ayudarse a uno mismo en crear las condiciones para el desarrollo.
por Ing. Ignacio Sánchez Chiappe, director del IEEC – Escuela de Supply Chain Management y Logística (www.ieec.edu.ar)*
En estos tiempos de desafíos es importante pensar con más profundidad quizás, en cómo podemos prepararnos para crecer y asegurarnos un futuro profesional y laboral, que seguro no aparece fácil para nadie. Cualquiera necesita comprometerse con su propio desarrollo: poner pasión, esfuerzo, tiempo, energía y una cierta insatisfacción y no-conformismo para que las cosas no sean siempre más o menos lo mismo. Cada uno es en cierta medida artífice de su propio crecimiento. La energía y la determinación para lograrlo, marcan en buena manera el resultado que se logra y la pasión que nos mueve.
La pasión que cada uno dedica a su desarrollo profesional y el no conformarse con lo que significa pactar con uno mismo, se pone en evidencia en el sentimiento de estar comprometidos con el propio desarrollo personal. Una característica bien evidente de ese compromiso con uno mismo, está en estar convencidos que podemos llegar tan lejos como uno quiera. Decía Vicktor Frankl que lograron sobrevivir sólo aquellos que tenían la ilusión y la pasión encendida por los planes que se forjaban pensando en el día que salieran del campo de concentración y en las personas que los estarían esperando para entonces.
Quizás una forma de darse cuenta de cuánta pasión y compromiso tenemos con nuestro propio desarrollo sería preguntarse qué es lo que a uno realmente le mueve y le interesa. Es preguntarse qué es lo que me atrapa, lo que me entusiasma, lo que pone mis energías en movimiento. Es ese motor interno que cada uno de nosotros tiene. Para algunos es más fuerte su energía en consumir una enorme cantidad de horas en la “gestión”. Otros quizás busquen más un balance entre gestionar y avanzar en su formación profesional, matizando una y otra faceta en su ecuación de balance personal. Lo importante es estudiarse, conocerse y saber hacia dónde inclinamos la balanza.
No importa de manera definitoria cuál es la política de desarrollo de talentos que tenga la empresa, porque siempre es definitorio, en cambio, el empuje personal y el esfuerzo y compromiso con el propio desarrollo. No siempre los que tienen todo servido en bandeja ponen el esfuerzo y compromiso que se imaginaría necesario para aprovechar al máximo la oportunidad que se les brinda. Se necesita del entrenamiento y saber sobre el “cómo” y sobre el “qué” y en el “por qué” e incluir estudios formales, con estándar internacional y abundante contenido técnico.
Se requiere tener “motor personal” para formarse en los saberes más amplios que se pueda, porque hoy no sobra nada. Y no siempre va a ser posible o aconsejable delegar en otros la comprensión de los conceptos y saberes que debería conocer uno en razón de su cargo y responsabilidad en las decisiones que debe tomar.
También en el desarrollo personal hay benchmarking. Como en la industria: ¿qué hacen los demás mejor que yo?. ¿En qué consiste, de qué se compone, cuánto esfuerzo dedican? ¿Cuánto realmente devuelvo a la sociedad de lo que he recibido. Ya son historia aquellas circunstancias donde uno se llevaba más de lo que devolvía. Cuando nos proyectamos y alcanzamos a ayudar a otros, multiplicamos la capacidad de dar y devolver que todos tenemos. Todo lo que se da, vuelve.
Gestionar la propia carrera profesional no siempre es un plano inclinado hacia abajo o está disponible solamente para aquellos que las cosas se le dan fácil. Se necesita asumir riesgos, capacidad de sacrificio, ponerse y lograr objetivos, estar disponible para ayudar a otros y ayudarse a uno mismo en crear las condiciones para un propio desarrollo profesional.
*Ing. Ignacio Sánchez Chiappe, M.Sc, CPIM, CSCP (APICS), SCOR Intl. Instructor. Director del IEEC, Escuela de Supply Chain Management y Logística. Contacto: isanchez@ieec.edu.ar