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Formación seguridad alimentaria, una necesidad

Las empresas que están vinculadas con la industria alimentaria están obligadas a cumplir con una serie de normas para garantizar la calidad de cada uno de los productos que ofrecen a sus consumidores. Por esta razón, necesitan recibir formación seguridad alimentaria, con el objetivo de atender todos los requisitos legales que arropan a este sector.

Al tener este importante requisito, las industrias alimentarias podrán contar con un personal capaz de aplicar todos los lineamientos básicos para alcanzar la inocuidad dentro de sus procesos. Por el contrario, cuando los empleados desconocen las reglas que aplican al sector, hay que tener especial preocupación sobre el impacto en la salud de quienes consuman el producto.

En este sentido, teniendo en cuenta que la seguridad alimentaria es el resultado de la suma de varios factores de importancia, cada empresa debe tener conciencia sobre la implementación de sistemas de autocontrol, con los cuales se identifiquen los peligros vinculados con los productos; mantenimiento de los procesos de un producto (trazabilidad), para conocer su origen y vida útil; etiquetado de alimentos, nutrición y desinfección, entre otros.

Por otro lado, hay que tener presente que el público consumidor tiende a ser cada vez más exigente. Por lo tanto, la unificación de criterios de análisis y evaluación, el cumplimiento de las obligaciones de los proveedores y la simplificación de los procesos de auditorías invitan a la construcción de estándares de seguridad alimentaria.

Además de recibir asesoramiento sobre esta materia, algunas empresas suelen buscar otros mecanismos que les ofrezcan garantías en sus procesos de gestión de calidad como las normas ISO 9001 y, en el caso especial de la industria alimentaria, el certificado ISO 22000. Ambas normativas tienen sus diferencias marcadas, pero se complementan en su aplicación.

Una obligación que trasciende

La formación en seguridad alimentaria no solo implica la participación de quienes estén en contacto directo con los alimentos, sino también de todo el personal que esté involucrado con la industria para que conozca los principios de higiene y control. Esto es fundamental, sobre todo, ante escenarios de crisis o problemas como reducción de consumo energético, modificaciones del envasado o temperaturas, etc.

Los empresarios deben entender que incluir a todos sus trabajadores en este mismo concepto es una inversión importante que evitará inconvenientes de gran peso. Asimismo es fundamental que considere la obligatoriedad que tiene la formación en esta materia, de acuerdo con las normativas europeas.

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