Muchas personas, incluso se podría decir millones, piensan que la economía es una cosa muy seria. No sólo ahora, sino también a lo largo de la historia. Por la lucha por el dinero se cometen, y han cometido, verdaderas atrocidades: asesinatos, violaciones, guerras, esclavitud… pensemos en cualquier degeneración humana.
Sin embargo, puestos a analizar como funciona el sistema económico, nos llevamos la sorpresa de descubrir lo absurdo de todo ello: porque la economía es realmente un juego. Un juego emocionante y peligroso, eso sí, pero en definitiva, un juego.
Cuando George Soros apostó, si he escrito “apostó“, a que la esterlina bajaría su cotización en 1992, hizo exactamente eso: apostar. Claro que, movió los hilos necesarios a su alcance, que son muchos, para que el Banco de Inglaterra no pudiera más que transigir y se viera obligado a devaluar su moneda, haciendo que el señor Soros ganara unos cuantos millones de dólares en el camino.
Luego está el día a día de las bolsas, lo que se llama intradía. Los mal llamados inversores, o mejor llamados especuladores, se dedican a comprar y vender, sean acciones o productos financieros, apostando con sus compras a que van a subir o bajar, porque también se puede ganar apostando a las pérdidas, es lo que se denomina short selling o venta corta. Y la mayoría de veces que ganen o que pierdan depende de las palabras de algún CEO o ministro de economía de turno, no de que las empresas funcionen bien o mal en la economía real, lo que los anglosajones llaman main street.
Así pues, los únicos que no consideran a la economía como un juego son la gente de la calle. La que sufre las consecuencias de los jugadores. Porque las apuestas pueden ser tan altas que ha sucedido que han desestabilizado, e incluso hundido, países enteros a lo largo de la historia del capitalismo. La población normal, ajena a estas apuestas, pierde el trabajo, les embargan la casa, no pueden alimentar a sus hijos, se desesperan por la falta de liquidez… mueren. Todo por los juegos de unos pocos en lo que algunos denominan finanzas de altos vuelos.
Por ello, y para finalizar, no me queda más que añadir: señores, hagan juego.
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Via: Este es el juego del dinero
Fuente: La economía es un juego