De los innumerables dones con que el hombre ha sido dotado, está su capacidad de elegir, entre varios caminos, de optar por diversas oportunidades. Cada uno traza su propio destino, sin limitación, a lo que quiera tener, hacer o ser. Lo importante es usar el poder de elegir para lo correcto, para lo mejor, para lo constructivo. Si así es, recibiremos lo mejor. Muchos seres olvidan el poder de elegir que siempre los acompaña. Y por no elegir lo correcto, destruyen su vida sin darse cuenta, escondidos en disculpas vanas.
Es fácil culpar de nuestros errores a otros, a los padres, maestros, los gobernantes, los compañeros, los jefes. Pero en el fondo está el hecho de no asumir que hemos tomado decisiones incorrectas.
¿Por qué sufrir por lo que en algún momento fue nuestra decisión? Ese trabajo que tiene, usted lo aceptó. Esa profesión, usted la eligió. Esa esposa, usted la eligió, sus hijos, las cosas que tiene, etc., fueron asuntos decididos por usted. La heteronomía es dejar que lo externo nos gobierne. Por ejemplo la época, las circunstancias, la edad. Estos elementos están ahí, esperando nuestra decisión. O los manejamos o nos dejamos manejar.
La autonomía es gobernarnos a nosotros mismos. Cada ser humano, sumando decisiones, va construyendo su vida. Vale la pena elegir lo mejor. Cambiar un trabajo insatisfactorio, ir a estudiar, hacer una empresa, dejar una conducta inadecuada, depende de nuestras decisiones.
Encargarse de la propia vida, diseñarla y construirla de acuerdo con nuestras aspiraciones, es el más alto ejercicio de la libertad.
Comenzar a construir es YA. Construir una serie de grandes valores que tienen que ver con la riqueza: lograr libertad financiera, seguridad económica, capital para realizar sus proyectos. Mire a los hombres de éxito; observe a los grandes millonarios; detalle a los líderes empresariales, a los artistas, a los humanistas; tienen en común que un día dijeron; “La respuesta está en mis manos”. Y estas palabras fueron el punto para ponerse en marcha, con decisión primero, con persistencia después. Mire a los que viven quejándose de su mala suerte, de su pobreza, de su abandono. Esperan meses y años porque consideran que la decisión de su suerte es de “otros”: el gobierno, un familiar acomodado, un golpe de suerte, nuevas circunstancias.
La riqueza ya existe de múltiples formas. La abundancia sin límites nos rodea. Porque hay unas leyes universales que siguen su marcha. La ley del crecimiento es una. Si abrimos una manzana sabremos cuántas semillas tiene. Pero nunca sabremos cuántas manzanas pueden salir de una semilla. Es una secuencia que nunca tiene fin.