Los seres humanos somos como ciudades: tenemos nuestras direcciones, nuestras edificaciones, nuestras calles, nuestros laberintos, nuestros baches, nuestros pedacitos de universo y un sin número de cosas que no alcanzaría ni tan siquiera a mencionar. Pero como en toda ciudad, en oportunidades la vida no marcha muy bien y los espacios oscuros, llenos de bruma, terminan por robarnos la tranquilidad y el entusiasmo.
Hasta ahora no hay nada de sorprendente, sabemos que para que exista un equilibrio debe haber peso en ambos lados de la balanza. Lo sorprendente es que decidamos quedarnos con nuestras miserias y esconderlas en el cuartito de “San Alejo” con la ingenua pretensión de que nadie les conozca. ¿Acaso estamos loc@s? ¿Qué importa si l@s demás se enteran o no? Nosotr@s tenemos una batalla debajo de la piel que nos divide irremediablemente y por intentar huir de lo que no queremos ser, terminamos convirtiéndonos en ello más pronto de lo que pensábamos. ¿Y todo por qué? Bueno, porque no nos hemos decidido a ser felices y cambiar.
¡Podemos ser felices y vivir libres! |
Si estas triste, si estas aburrid@, si estas sol@, si estas llen@ de miedos, si vives aplastad@ por el dolor, si te atas al pasado, si no has logrado tus sueños, si no te arriesgas, si estas cansad@, si estas indecis@, si no te consideras importante, si no eres capaz de valorarte, si eres envidios@, si eres orgullos@, si eres van@… ¡Es tu decisión! ¡El cambio es una decisión!
¿Qué acaso crees que esa persona que vive tan feliz fue porque nació así y no tiene problemas? ¿Crees acaso que no le ha tocado “vivir” dificultades? Por supuesto que sí. Incluso esas dificultades pueden ser mayores que las que ahora tienes. Pero esas personas son diferentes, decidieron cambiar, decidieron llenar sus vidas de amor con esperanza y no con desolación.
Yo sé que es muy fácil decir que hay que cambiar… Y sé que es más fácil tirar la toalla y devolvernos a recoger nuestros vicios que seguir con la convicción de cambiar; así, también sé que nos enviciamos con todo aquello que no nos conviene: ¡nunca he visto a la primera persona que se declare adicta a la solidaridad! En cambio si he visto drigaadict@s, criticon@s- adict@s, evidios@s- adict@s, depresiv@s- adict@s, entre otros.
Si no nos decidimos a liberarnos de nuestras mal sanas adicciones, nunca sabremos cual es el verdadero sabor de la felicidad, porque nos habremos quedad@ con la opción de l@s cobard@s: la de agacharse en l@s rincones llenos de espinas por miedo de saltar al otro lado del abismo, ¿acaso tú te consideras tan cobarde?
¡Tú eres el cambio! |
Mi madre suele decir que si le temes a subirte en un avión y nunca lo haces, lo más seguro es que el avión se estrellará en tu casa. Asimismo, tenemos dos opciones, dominar nuestros miedos y cambiar, o ser dominad@s por ell@s y sucumbir ante la más pequeña prueba del camino.
El cambio no es un fin, es una actitud. Es como decir que si me autoflagelo, al momento de tener malos pensamientos diré “soy valios@ y no tengo porque gastar mi energía en desdeñas”. Es tu actitud lo que cuenta, eres tú quien construye su vida ¿te gusta sufrir? ¿Te gusta llorar? ¿Te gusta ser insegur@? ¿No? ¿En serio? ¿Y entonces por qué dispones todo para estar triste en lugar de estar feliz y agradecid@ con la vida?
En tu corazón está el cambio, no permitas que tu alma nunca conozca la libertad de correr por tu ciudad interna de lado a lado abrazando tus sentimientos y extendiendo los brazos hacia el amor y la felicidad infinita. Si te sientes feliz, ésa es tu decisión.
Con todo mi corazón…
© Lluvia
Foto Créditos: Foto 1