Los inicios de un grande son siempre complicados; naturalmente por el hecho de que en forma habitual se enfrentan a fuertes rivales como la crítica de quienes les rodean, su constante rechazo, la escasez del recurso económico y otros impedimentos que terminan convirtiendo en toda una proeza sus logros; siendo todo esto mencionado con la única intención de invitarle a no sentirse incómodo si, de alguna manera, lo descrito es muy parecido a su situación actual, pues, a nuestro juicio, va usted por excelente camino y si no está del todo convencido; déjeme traer a conversación lo que fue el inicio de algunas empresas cuyo nombre hoy de seguro conoce, por su genialidad, grandeza y el enorme carácter de sus fundadores.
- HP (Hewlett Packard): Sus inicios datan del año 1939. Con apenas 583 dólares y mucho trabajo duro Bill Hewlett y Dave Packard fundaron esta empresa en un garaje que de seguro ya distinguen.
- Apple: El garaje de los padres de Steve Jobs fue el escenario en el que inició esta gran compañía y allí se creó el primer ordenador Apple conocido que fue vendido por 500 dólares.
- Microsoft: El sistema operativo más famoso de la historia fue creado en un garaje de Albuquerque por Paul Allen y Bill Gates.
- Disney: En 1923 el joven Walt Disney, en el garaje de su tío, preparó la producción de su primera película animada Alice comics o Alicia en el país de las maravillas. De lo demás muy seguramente ya tenemos referencia.
- Google: En el garaje de una amiga de Larry Page se desarrolló este buscador, buscando organizar toda la información en un lugar, para que fuese más sencillo el encontrarla. Google es una de las empresas con mayor valor de marca en el mercado mundial.
- Amazon: Una página de compra y venta del tamaño que hoy tiene Amazon, nació en un garaje en Washington. La idea en un principio de Jeff Bezos era la de una librería online.
Así que, al final, evidencias de esta índole me ofrecen hoy la razón; y mañana, siendo algo que digo con total seguridad amable lector, será su éxito el que me lleve a pensar que hoy más que nunca, por el simple hecho de confiar en que para usted y para mí las cosas cambiarán; tengo la certeza de no estar equivocado.
