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Emprender es Aprender a Soñar

el 14 enero 2018

Y si me preguntan cuál es la forma correcta de vivir, ¿qué más podría decirles?

Idealicé el emprendimiento como el camino correcto, buscando maneras de ejecutarlo. con él aprendí a soñar y creo que este ha sido el mayor aprendizaje. Cuando emprendes vuelas, sueñas, te elevas… pero también te caes, te duele, te frustras. Supongo que no es igual para todos, pero podría asegurar que para un porcentaje muy alto de personas sí lo es.

Emprender no es sólo montar una empresa o generar X millones mensuales o anuales. Esto va más allá, es una lucha interna con el qué dirán, es aprender a llorar en silencio, es orar cada noche por un poco más de paciencia para seguir y, cuando ésta se agota, mandar todo al carajo por tres minutos y volver a decir “voy a seguir”… Aún con las suelas gastadas. Es duro por que tus sueños son como tus hijos, aquellos a los que quieres ver crecer, y aún con miles de obstáculos, les tienes fe, esperas un golpe de suerte, o un milagro, ese que cambie el panorama.

Emprender

No hay edad para emprender, como tampoco hay edad para aprender a caer porque nunca estamos preparados para sufrir, pero ¿quién dice que el sufrimiento es malo? El sufrimiento al fin de cuentas es la catapulta a la grandeza y lo digo porque con cada «no», con cada «está mal”, «es imposible «, «estás loca», nos entierran, nos morimos y sufrimos de una manera inimaginable, pero es precisamente esto lo que nos hace hacerlo mejor, nos motiva a buscar otros caminos para llegar a la meta hasta que funcione, y si no, pues no queda más que seguir teniendo fe.

Ocurren un sin número de eventos que sólo están pasando en nuestra mente, pero cuando abrimos los ojos ¡oh por Dios! Regreso a la realidad parte 3683…

Todos, absolutamente todos, hemos soñando con mejorar nuestras vidas, con cambiar, con crecer y es ahí donde retomo mi teoría, emprender no es más que aprender a soñar, lo que cambia es la manera de hacerlo porque encontramos tres clases de personas: las que sueñan y se conforman con lo que hay, las que sueñan, pero les vale madre y las que soñamos y tenemos fe. La última es la más aterradora, la más poco estable, la más incomprendida pero también la que va a trazar nuevos caminos al éxito.

Y sí señores, dicen que los locos son del mundo imaginario, aunque en lo cierto es que algunos pierden la cordura y entran al mundo real, convirtiendo sus ideas en obras de arte y son estos los que llevan por nombre «genios», los que se arriesgaron, los que cruzaron sus propios límites, los que se inspiraron y nunca perdieron la locura, los que aún sin dignidad fueron capaces de demostrar que la imaginación y la realidad se ejecuta en un acto desesperado de fe.

Escrito por María Beatriz Cadavid Toro

Este articulo fue escrito por un profesional con experiencia en estrategia, marketing y negocios, que ha querido compartir sus conocimientos con la comunidad emprendedora.

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