La resistencia al cambio es algo común en casi todas las personas, y digo “casi” por el hecho de que existe un grupo de seres, conscientes de que el cambio es un estado constante, cuando se camina en dirección al progreso, al avance. A estos seres suele llamárseles, locos, soñadores entre otros peyorativos, dentro de los que mi favorito es el de Emprendedores.
Así es, los emprendedores entre sus múltiples virtudes, poseen, casi que por ley universal, el deseo de cambiar algo, de modificarlo, de sintetizarlo, de hacerlo más sencillo, breve, fácil, corto; sin llegar a deteriorar la calidad del resultado. Otra de sus virtudes suele ser también, el que no descansen hasta lograr lo que se proponen, por lo que siempre terminan consiguiéndolo.
No tendrían el mismo impacto las presentes palabras sino invocásemos la imagen de un Henry Ford, Steve Jobs, Bill Gates, Alba Edison, Tesla; entre muchos otros, a quienes debemos de alguna forma la sencillez con que se hacen muchas cosas, que, antes del nacimiento de los creadores, eran consideradas imposibles o sumamente complicadas.
Y si bien los nombres anteriores no se borrarán nunca de la memoria histórica que guarda la humanidad, existen aún muchos hombres que se encuentran en ese proceso de dejar su huella. Hoy, estarán leyendo esto, pensando, trabajando duro, escribiendo, leyendo, practicando, soñando, aprendiendo, creyendo, diseñando, programando; entre muchas actividades que les fortalecen y capacitan para ese momento en que se topen de frente con la oportunidad de actuar.
No olvide jamás entonces amable lector, emprendedor en potencia que es usted un agente de cambio y en sus manos está el avance de esta generación; las bases sobre las que comenzarán a edificar las próximas.