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El viaje de la función financiera tradicional a la función financiera digital

La era digital está matando la función financiera tradicional tal y como la conocemos. El paso no es lento, ni pausado, sino rápido y constante; y además, se antoja imparable. No debe verse como una amenaza, sino como una oportunidad. El concepto de “Industria 4.0”, estandarte de la llamada nueva era digital, lleva ya tiempo en boca de todos: gobiernos, instituciones públicas, legisladores, industrias, servicios, asociaciones, empresas, instituciones educativas,… no cejan en su empeño de subirse a esta revolución y, con estrategias variopintas, parecen querer todos remar en la misma dirección. Las innovaciones se van sucediendo una detrás de otra, lo que ha llevado incluso a acuñar un nuevo concepto: “Industria X.0”; en clara alusión al espectacular dinamismo innovador.

Esta sucesión de innovaciones es tan radical que en sí misma está suponiendo una disrupción nuclear en todos los sectores de actividad, sin excepción. Conceptos antes novedosos, ahora son de aplicación real: computación en la nube, análisis predictivo, conectividad o Internet of Things, movilidad, inteligencia artificial, blockchain, machine learning, Big Data, metodologías agile, robótica de procesos…

En un espectro tan amplio, es preciso centrar el tiro. Si definimos una taxonomía básica de procesos en una organización empresarial, podríamos diferenciar entre procesos de negocio y de soporte al negocio. En esta última clasificación estaría enmarcada históricamente la función financiera de la empresa. En esta línea de innovación constante, cabe suponer que la digitalización de la función financiera tiene o va a tener una importancia capital en el proceso transformador de la gestión financiera tradicional, y así es. Pero, ¿cómo y de qué manera se va a ver afectada la función financiera por esta revolución?

En primer lugar, es destacable el cambio sustantivo que se está produciendo en el rol de la función financiera. La adopción de la tecnología existente en la actualidad ya permite al director financiero disponer de información relevante desde cualquier dispositivo, en tiempo real y, además, de forma predictiva. La dirección financiera ahora lidera la estrategia, se anticipa, predice, pasa a asumir el liderazgo en la toma de decisiones; en definitiva, deja de ser soporte para ser parte activa de la definición estratégica del negocio.

En segundo lugar, habría que resaltar el cambio en la composición de las personas que conforman la función. Por un lado, la digitalización de la función provocará la reducción drástica de la intervención humana en los procesos transaccionales, lo que afectará también, sin duda, a la composición de la función financiera. Por otro lado, los roles y funciones actuales no van a ser los adecuados para dar soporte a la nueva función, tomando cada vez más relevancia profesionales con cualificaciones diferentes, como por ejemplo los llamados “científicos del dato”: matemáticos, ingenieros, físicos,… los cuales representarán un elevado porcentaje en la nueva función.

En tercer lugar, sobresale el cambio radical del modelo operativo (organización, procesos y sistemas). Las nuevas necesidades de los negocios demandan agilidad, flexibilidad, velocidad y fiabilidad en los modelos operativos de la función financiera. Esta situación, urge a la dirección a liderar y ejecutar proyectos de transformación digital que resuelvan esas demandas del negocio. Para ello existen multitud de variantes; véase, por ejemplo la nueva generación de sistemas ERP, basados en: computación in-memory; estandarización de modelos de datos; simplificación, industrialización y robotización de procesos; fiabilidad de la información; cohabitación y conexión con nuevas soluciones de analytics, machine learning o inteligencia artificial.

En cuarto lugar, conviene subrayar las funciones relacionadas con la gestión de riesgos, la seguridad, la continuidad del negocio y el control interno, cobrando especial relevancia en estos últimos tiempos la ciberseguridad y el buen gobierno corporativo, que obligan a las direcciones de las funciones financieras a participar de forma activa en estos proyectos de adaptación al cambio, hacia empresas seguras y socialmente responsables.

Por último, destacar el papel crucial de la función financiera como motor de innovación y digitalización en el seno de la organización empresarial. Las empresas están adaptándose con ritmos y estrategias diversas a la nueva era digital, gran parte de estos proyectos están siendo asumidos por la función financiera, en la medida que se prioriza su digitalización para afinar la estrategia, por lo que la función financiera está siendo ejemplo de innovación y modelo a seguir por oras áreas.

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