¡Hola!
Hace algunos años realicé una consultoría para una fabrica de dulces típicos del valle; tienen unos excelentes productos y en ese momento estaban mostrando un crecimiento importante en sus ventas. Mi objetivo dentro de la empresa era crear un enfoque organizacional basado en la riqueza cultural y de tradición de los dulces típicos del Valle. Hicimos un análisis inicial de la perspectiva que tenían los colaboradores sobre las funciones que realizaban; encontramos respuestas curiosas de sus tareas y funciones, al parecer sus respuestas mostraban que realizaban tareas monótonas y automatizadas. Hubo una en particular que me llamo mucho la atención, alguien de producción me dijo algo así como: «yo soy el del azúcar». Esta respuesta nos genero los insights que necesitábamos para diseñar una estrategia interna y externa de fomento de los factores culturales que estaban arraigados a la producción de los dulces típicos, descubrimos que su forma artesanal de fabricación no era por falta de tecnología, ni porque no existieran los recursos para tecnificar los procesos, sino que, se debe, mas bien, a mantener una tradición de muchos años, conservar las formas naturales de preparación y preservar la cultura de sus sabores como un arte.
Lo único que hicimos fue renombrar los procesos, diseñamos una señalizacion que identificara las áreas de procesos en relación a aspectos culturales. En el proceso de producción, por ejemplo, pusimos un mensaje que dice: «Aquí no se produce manjar blanco, aquí mantenemos viva una tradición cultural forjada a pulso por manos artesanas durante cientos de años». Esta simple acción (de unas cuantas mas que realizamos), cambió radicalmente el pensamiento y la forma en que los colaboradores asumían el verdadero rol que desempeñaban dentro de la empresa, pasaron de ser «los del azúcar» ahora son «soy el que protege la receta y cuida de mantener nuestro legado cultural». Por supuesto que los indicadores de producción aumentaron, pero también aumentó otro indicador mucho mas importante relacionado con las personas y el nivel de satisfacción que tienen dentro de la compañía, y es el de clima y cultura.
Con esto concluyo que muchas veces subestimamos el poder de lo simple y buscamos soluciones muy tecnificadas y/o complejas, que puede que tengan acogida y éxito en el largo plazo, pero primero deben pasar por un camino tormentoso y lleno de obstáculos, como la resistencia al cambio, o la de tener que disponer de grandes sumas de dinero e inversión y mucho tiempo para su implementación, cuando simplemente la solución estaba en buscar el origen de lo que hacemos.
Este tipo de estrategias y planes son los que quiero empezar a compartir con ustedes estimados Emprendices; espero les haya servido para que se apoyen en el poder de los simple.