Perspectiva y visión no son lo mismo, y entender la diferencia cuando se enfrentan crisis importantes ayuda a establecer posición y orientar los actos que se lleven adelante.
En situaciones o momentos complejos “hay que mirar las cosas en Perspectiva”, dirían acertadamente quienes dominan el arte de la reflexión ecuánime, la paciencia y las respuestas en lugar de reacciones. Y es la misma recomendación que hace la Estrategia: cuando existe una crisis muy dura hay que enfocarse en la Perspectiva y dejar de lado (provisionalmente), la visión.
Cualquier tipo de visión tiene anclaje en el futuro. Es una representación de lo que se quiere o espera en un momento determinado. La visión tiene efectivamente conexiones con el presente porque de él emerge, pero es principalmente un norte, un faro que guía el curso de la nave para que se cumpla el plan de viaje.
Es cierto que sin visión no existiría progreso o evolución humana, y tampoco dinámica creadora. Las acciones de las personas solo podrían explicarse por inercia o azar. Pero en situaciones excepcionales y complejas (como la crisis provocada por el COVID 19), ésta cualidad incomparable de la mente humana difícilmente puede activarse.
El mundo, los negocios y las personas siempre han tenido experiencias difíciles, muchas veces devastadoras, pero acontecen hechos sin precedentes que no proporcionan referencias útiles para planificar soluciones.
En estas situaciones las cosas permanecen confusas por largo tiempo, no es posible distinguir el devenir de los hechos. Establecer una visión en momentos así es lo mismo que tratar de ver en medio de una nube de polvo.
En términos estratégicos lo aconsejable es aguardar a que todos los elementos que forman parte de un drama de esta naturaleza terminen de asentarse.
Conviene reprimir por un tiempo todo afán intuitivo y esperar, por mucho que parezca un costo inadmisible. Las características del entorno que dejan crisis como la pandemia de éste 2020, no se definen por un buen tiempo.
Esta recomendación estratégica es particularmente útil para pequeñas empresas, emprendimientos jóvenes, iniciativas emergentes. Parece contra-intuitivo, porque finalmente el tiempo apremia con mayor rigor al más pequeño, pero esto es lo que debe hacerse: esperar, para evitar errores y costos significativos.
Cuando se dispara un arma el proceso se resume en: “preparen, apunten, fuego”. Y el ejemplo sirve para la presente argumentación. Hay que estar preparado para el nuevo estado de cosas que emerja de la crisis, ciertamente, pero debe tomarse atención al hecho de “apuntar” bien. Esto demanda contención, mucho más si se tienen pocas balas y los objetivos no pueden visualizarse bien. Aún hay mucho “polvo” en el aire.
En tanto no se pueda establecer una visión (por las condiciones “sui generis” que plantea una crisis como la plaga), corresponde sujetarse a una Perspectiva.
Perspectiva y visión no son lo mismo. De la segunda se sabe mucho, pero solo en situaciones extraordinarias y complejas emerge la necesidad de considerar la primera.
La Perspectiva es “un punto de vista desde el cual se considera un asunto determinado. Es el juicio personal o la visión subjetiva de un sujeto con referencia a algo”.
Punto de vista, juicio y visión subjetiva, esos son los elementos.
El tiempo de referencia que la Perspectiva tiene es el presente. Éste es su punto de partida para toda proyección. La visión convoca las acciones desde el futuro, la Perspectiva las condiciona desde el presente.
El punto de vista, el juicio y la visión subjetiva sincronizan con el imperativo de “apuntar” el arma antes de disparar. Es necesario buscar los objetivos que podrán alcanzarse el momento de “disparar”. Se deben evaluar blancos y calcular las dificultades para alcanzarlos. Discriminar entre ellos por un criterio de dificultad. No deben enfocarse los esfuerzos en un objetivo específico, por mucho que sea privilegiado por la visión, Hay que evaluar todos los que la situación en particular permite.
En medio de los efectos en desarrollo de una crisis seria (como sucede con la pandemia), emprendedores y pequeñas empresas deben evaluar las cosas en Perspectiva.
El punto de vista.-
El punto de vista de la Perspectiva no debe ser fatalista o poco auspicioso. El fatalismo es una herramienta útil en todo esfuerzo de planificación, pero en este caso ya no tiene cabida: las cosas negativas se han producido ya, no existe necesidad de considerarlas de nuevo.
Lo auspicioso, por otra parte, responde a una lógica que la Estrategia conoce bien: “ahora yo juego las cartas”.
Una vez que el panorama queda razonablemente claro, el comando de las acciones pasa a uno mismo. Ya no se trata de esperar el desenvolvimiento de elementos que se encuentran fuera de control.
Cuando existe manejo y control directo de las acciones, se goza de buenos auspicios. Otra cosa es si finalmente se alcanzan los resultados o no se lo hace de acuerdo a las expectativas. El punto de partida siempre es auspicioso.
Optimismo, expectativas positivas, convicción de oportunidades, confianza, fortaleza. Esos son los elementos que deben formar parte del punto de vista de las personas que no se consideren sometidas a los efectos de la crisis.
El juicio personal o la visión subjetiva.-
Por otra parte, el juicio o la visión subjetiva de la situación, tienen que fundamentarse en el espíritu emprendedor que se demanda a todos en estos momentos:
- Se deben reverenciar las posibilidades.- Porque efectivamente todo es posible, a pesar del tono gris que las cosas tengan en una situación crítica.
- Hay que visualizar las oportunidades.- Porque estarán allí, ¡seguro!, posiblemente mucho más que en condiciones normales.
- Se deben aceptar las probabilidades.- Porque todo logro existe solo cuando se trascienden riesgos y amenazas.
- Se tienen que gestionar las contrariedades.- Porque habrán muchas que enfrentar y vencer para mantenerse en pié y prevalecer.
Esta es la Perspectiva que debe asumirse ante la plaga, éste el punto de vista y la visión subjetiva que debe tenerse.
Evaluando las cosas con esta Perspectiva se puede mantener la calma y “apuntar” mejor a objetivos que ahora se presentan difusos.
¡A olvidar la visión por un momento!
No es tiempo de adoptar el papel de la “terminal tonta” e interpretar, a pié juntillas, que las crisis presentan oportunidades incomparables que se deben aprovechar, y cuanto antes mejor.
¡A esperar!
Tomar una “pausa estratégica para apuntar bien”.
No precipitarse.
Y ante todo, no perder la Perspectiva.
DATOS DEL AUTOR.-
Carlos Eduardo Nava Condarco, natural de Bolivia, reside en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, es Administrador de Empresas y Empresario. Actualmente se desempeña como Gerente de su Empresa, Consultor de Estrategia de Negocios y Desarrollo Personal, escritor y Coach de Emprendedores.
Autor del libro: “Emprender es una forma de Vida. Desarrollo de la Conciencia Emprendedora”
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