El Packaging es la herramienta que permite consolidar la identidad de marca a través del empaque o envase, en que se ofrece nuestro producto. Es un arte, en la medida que expresa ese conjunto de abstracciones como ideologías, filiaciones, entre otras; propias de la empresa a través de un elemento físico o tangible: en este caso una cubierta o envoltura.
La identidad de marca, que es prácticamente todo aquello que compone su imagen (principios y valores, filosofía, simbología, etc) se ve potenciada en gran forma por el Packaging, dado que, el usuario espera de la cubierta de un producto en la mayor parte de los casos, coherencia con todo aquello de que procura revestirse. Además, numerosos estudios han comprobado que la incidencia del empaque dentro de la decisión de compra es un aspecto a tener muy en cuenta.
Entonces, esa identidad de marca, que es también la idea con que se identifica el consumidor, siendo un ejemplo de ello la idea de estatus que vende BMW o Mercedes, y con la que se identifican sus compradores, o la idea que vende Converse de juventud, o la que vende Zara, de moda a un público que desea vanguardia pero que no cuenta con el recurso para adquirir otras marcas; se ve beneficiada o afectada, en el mayor de los casos, por la influencia que tiene el empaque en que los productos son presentados al público. Un ejemplo claro de lo que venimos mencionando puede ser Absolut, la marca de Vodka, o las empresas de perfumería, operantes de un mercado en el que es imprescindible un buen envase, y que nos permiten vislumbrar toda clase de, muy creativos e innovadores, diseños.
Así pues amable lector, el packaging es algo para tener muy en cuenta a la hora de diseñar nuestro producto y de trazar las estrategias conducentes a la identidad de marca, dado que, para dar una primera buena impresión, sólo tenemos una oportunidad.