Son muchas las circunstancias que nos llevan a concluir que es mejor ser odiado que ignorado u olvidado; sin embargo, muchos temen ser objeto del ácido juicio de una sociedad y a causa de ello o utilizan la hipocresía, o actúan tal cual como la gente espera. Empero, hay otros conscientes del cuán populares se pueden hacer siendo buenos villanos y aprenden a utilizar el factor odio a su favor; haciendo uso de un concepto denominado “El odio estratégico”.
El odio o fastidio que genera una persona motiva gran parte de la actividad en redes sociales y en muchas ocasiones, resulta siendo marketing voz a voz por parte de quienes viven haciendo público su desdén por determinado personaje, para éste mismo. Ejemplo de ello son muchos políticos que, por más opositores que mencionan las razones para no votar por ellos, terminan siendo punteros en las elecciones: La mención de un nombre tantas veces lo convierte en top of mind y el simple hecho de que una persona, neutral en este caso, lo recuerde, aumenta la posibilidad de voto; o de compra si se trata de una compañía.
No estoy invitando entonces a ganarse el odio de los demás, sencillamente esbozo las razones por las que el odio, también puede ser algo estratégico. Hay quienes odiarán a tu empresa o te odiarán a ti hagas lo que hagas, siendo consciente de esto ¿Por qué no utilizar ese odio a tu favor?
La popularidad es un activo importante, como ya hemos mencionado en palabras anteriores, y el simple hecho de ser nombrado, genera inmediatamente un grupo de opositores. Un buen estratega tiene en cuenta todo y hace que funcione en armonía con sus intereses. Un ser audaz, hace uso de eso que hoy se llama el odio estratégico.