Desde el emprendedor en ciernes, aquel que no tiene todo el tiempo ni el dinero para impulsar sus proyectos, hasta el emprendedor consolidado, ese que ya ha alcanzado cierto nivel de éxito, pasando también por las etapas intermedias, es decir aquellos que persisten a pesar de los errores, descalabros o victorias pírricas, y se levantan una y otra vez para luchar por sus metas, todos tienen en común el ideal de un futuro mejor. Para su emprendimiento, para su familia, para el prójimo, para el mundo, para su vida.
Ciertamente es una tarea desafiante, requiere no solo que tengas clara la idea que quieres desarrollar, sino la suficiente entereza y valor para perseverar ante cualquier circunstancia. En esta oportunidad quiero compartir unas ideas que te servirán de luz y guía para avanzar en ese camino trazado hacia tu prosperidad y progreso personal y empresarial. Y para referirnos al futuro, la mejor manera de predecirlo es creándolo tú mism@, por que es allí realmente donde estarás forjandolo paso a paso.
Todo mundo quiere ser próspero, rico, exitoso, famoso y felíz con sus realizaciones y la única manera de lograrlo es creando tu propio futuro. Y lo mejor de todo es que nunca antes hubo tantas oportunidades, en tantas áreas diferentes en el mundo, para conseguirlo. Así pues, la clave está en saber aprovecharlas a tiempo.
En el mundo hay básicamente dos clases de personas: las activas y las pasivas. Y en el primer grupo está el 10% de los proactivos, que viene siendo esa pequeña porción de emprendedores que va siempre hacia adelante en cada área. Son aquellos que toman su destino en sus propias manos y hacen que las cosas sucedan. Son los que asumen toda la responsabilidad y los resultados de sus acciones. Son los que se atreven a ir hacia adelante aceptando riesgos e incertidumbre de todo tipo. En el preciso instante en que tú decides crear tu propio futuro y ser dueño de tu destino, automáticamente comienzas a formar parte de esa inmensa minoría.
La mayoría de la gente tiende a ser pasiva en sus respuestas y reacciones ante la vida, constantemente añoran, desean, anhelan y esperan que algo realmente bueno suceda para que mejore su vida. Juegan lotería, apuestan en todo tipo de juegos de azar, acuden a consultar su suerte con adivinos, abarrotan toda clase de templos -independientemente del credo a que pertenezcan- para rezar e implorar por un futuro mejor; se la pasan perdiendo el tiempo pegados al televisor, cuando no quejándose por todo lo que les ocurre en su vida, sin recapacitar que son hijos de sus obras. En resúmen, viven su existencia esperando el tren del progreso donde no hay carrileras…
Pero estoy seguro de que tu caso es distinto, porque tu mente tiene todo el poder que necesitas para conseguir todo cuanto quieras en tu vida. Tu mente es la fuerza más poderosa en tu universo. En la medida que liberes tu potencial desplegando tu creatividad y capacidades, irás despejando el camino hacia el éxito. Podrás lograr en menos tiempo lo que a la mayoría le toma largos años.
Cuanto tomas el timón de tu vida y por todo cuanto te suceda, comienzas la ruta de la excelencia evitando excusas, o quejas o culpar a otros. Recuerda que te conviertes en lo que piensas.
Es cierto que no puedes controlar el mundo entero, ni todos los intrincados asuntos de la vida contemporánea, no puedes tampoco cambiar loas años pasados, pero lo que sí puedes controlar es el momento presente. Tu aquí y tu ahora para tomar la decisión radical de sacar el máximo potencial de tu vida y tus ideas. Sigue siempre adelante y disfruta los resultados.
A veces en mis seminarios de crecimiento personal me gusta contar aquella historia de un par de jóvenes que querían hacer equivocar a un sabio que vivía en una cueva allá en lo alto de la montaña. Para lograrlo, urdieron un plan consistente en atrapar un pájaro, acordando que ante la presencia del sabio le preguntarían acerca de su estado y según su respuesta actuarían en consecuencia: si el sabio respondía que se encontraba vivo, apretarían el pájaro hasta ahogarlo, pero si decía que estaba muerto, abrirían sus manos para liberarlo.
Una vez allí, uno de los jóvenes, con el pájaro en sus manos, le preguntó si el ave estaba viva o muerta, ante lo cual el sabio respondió «Hijo mio, la decisión está en tus manos»(!)
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