Siempre escucho a las personas intentado encontrar el problema clave fundamental en la creación de empresas. Escucho ideas como el efectivo de dinero, el conocimiento, la red de contactos, la dedicación y sacrificio, el estado civil, el gobierno, los impuestos, etc.
Me llama mucho más la atención escuchar ensayos sobre lo que un emprendedor falla. Aquí la lista es más larga y la euforia con la cual cada persona identifica esta “falla” es aun más intensa.
Hay que recordar que todo en la vida no tiene una solución mágica, más si existe la búsqueda continua y el esfuerzo constante de corregir el rumbo y llegar a lograr lo que nos proponemos.
Tanto miedo tenemos a aprender que buscamos lugares donde nos brinden educación. Y es que la diferencia entre aprender y educar es muy grande.
Un emprendedor es una persona desesperada por aprender, más que por educarse. El aprender es parte de cada uno de nosotros, motivado por la curiosidad asociada a nuestra definición de ser humano.
Un niño logra aprender muy rápidamente todo cuanto a su alcance. Sin embargo recibe educación para complementar aquello que no tiene cerca, para de esta forma poder crear un “estándar” de comunicación, de relación, de pensamiento y en general el “estándar” para pertenecer a una sociedad.
Podemos ver que la educación es el resultado de la creación de una secuencia de conocimientos resultado de la experiencia previa, documentadas en, por decirlo, un “índice” que se imparte de forma “obligatoria” a todas las personas para que formen parte de la sociedad. Es por ello que la forma y contenido de la educación depende de la historia, costumbres, ideologías y cosmovisiones de la sociedad en la cual uno se encuentra. Así como todo elemento complejamente estructurado resultado de la experiencia previa, resulta difícil cambiarse y adaptarse a nuevas realidades, tecnologías y pensamientos. Visto de otra forma la educación es resultado de la adición gradual de conceptos e ideas “de todos para todos”.
Todo lo contrario sucede con el aprendizaje. El aprendizaje esta guiado por nuestra curiosidad impetuosa de entender ¿por qué? Es un proceso interno individual mediante el cual cada persona, a través del ensayo y error, observa, analiza, teoriza, verifica y concluye modelos de la realidad. De esta forma el aprendizaje se vuelve un proceso interactivo, donde existe un intercambio constante de información entre nosotros y nuestro entorno. Resultado de esto es que existe una mayor retención cuando aprendemos algo.
Es muy conocida la historia sobre el fuego (que viene en una cajita muy atractiva de fósforos o en un encendedor) cuando a un niño queremos instruir sobre su peligro. Podemos indicarle cuantas veces podamos que no debe hacerlo, sin embargo no es hasta que el niño aprende que el fuego efectivamente quema que realmente integra eso en su modelo de realidad.
Sin embargo el camino del aprendizaje está plagado de errores y perdidas “aparentes” de tiempo. Y digo “aparentes” porque muchas veces algo que aprendimos que en un momento parece una pérdida de tiempo con el tiempo se transforma en la respuesta a nuestras plegarias. Sin embargo enfrentar nuestro temor de equivocarnos al “invertir” tiempo en algo que “no sea útil” hace que cada uno prefiera recibir educación en lugar de buscar aprendizaje. Dado que la educación es una secuencia estructurada de conocimiento, y es estructurada por las mentes “más hábiles” de nuestra sociedad, pensamos que existe menos posibilidad de equivocarnos que el enfrentar solos las decisiones sobre “que conocimiento debo buscar para mejorar mi vida”.
Justamente en este punto es que debemos entender porque un emprendedor logra lo que otros no. Esta forma de enfrentar el miedo a equivocarse (o miedo al error) hacer que el emprendedor defina un rumbo para si mismo y confíe en poder lograrlo pese a estar minado de problemas, fracasos y errores. Esta confianza de escuchar su propia voz lo guía y motiva, mas aun a enfrentar las caídas, entendiendo que cada error o fracaso se traduce en un aprender convirtiendo una aparente “pérdida de tiempo” en un “tiempo de aprendizaje”. Logrando ver en donde todos ven un desperdicio de tiempo, una capitalización mediante la creación de conocimiento.
Nuestra sociedad esta “detenida” por miedo al error. Lamentablemente nuestro modelo educativo no encuentra otra manera para motivar a los estudiantes a educarse más que valiéndose en la amenaza de obtener una “mala nota” en los exámenes o métodos de calificaciones. Y es por ello que nuestra educación es reactiva, empujando a los estudiantes a recibir información (información que ellos no solicitan y que muchas veces no entienden porque la tienen que recibir). En vez de buscar generar curiosidad por el conocimiento, buscamos generar temor por la “mala nota” es decir terror al error.
Resultado de ello es que las personas tienen miedo a equivocarse y no es más que sobre caminos seguros que buscan crecer. ¿Cómo es posible entonces crear un resultado diferente al que siempre obtenemos?
Es así que el emprendedor buscar generar confianza sobre si mismo, sobre sus ideas y sobre el camino que recorre, con la idea clara de alcanzar el objetivo que el ha definido confiando en ponerse de pie cuantas veces sea necesario y tomando decisiones en pro de lograr ese objetivo muy a pesar que los demás le digan que esté equivocado. Y es que el emprendedor logra ver relaciones de causalidad que otros no y son estas relaciones que le dan la confianza de poder alcanzar el objetivo siguiendo un camino diferente al que el resto toma. ¿Pero no es sin embargo el objetivo de un emprendedor diferente al del resto? ¿No es acaso que el emprendedor buscar arriesgar y tener libertar cuando las personas buscan seguridad y un horario fijo de trabajo? ¿No es acaso que el emprendedor está decidido a ser su propio guía cuando las personas buscan ser empleados en empresas donde “guían” sus días y horas?
Si existe una diferencia tan básica entre un emprendedor y una persona tradicional, ¿No deberían ser entonces los objetivos diferentes y a su vez los caminos a seguir diferentes? Y si los caminos diferentes son, ¿Cómo es posible que aquellos que buscan un objetivo distinto al tuyo, sin ninguna experiencia en recorrer el camino del emprendedor puedan decirte si estas en lo correcto o no?
Autor Juan Pablo R. Girón Lingán
Fuente: EscuelaParaRicos.net