Procurando sintetizar los elementos que conducen a la productividad dentro de una receta, nos encontraríamos con que esta se compone de variados ingredientes en determinadas dosis. Dos tazas de motivación, algunas cucharaditas de tiempo libre para los colaboradores, algunos gramos de capacitación y generación de sentido de pertenencia, junto con trozos de empoderamiento previamente seleccionados y frescos. Se podrían agregar más cosas claramente en forma de aderezo y lograr la productividad empresarial, que no es un plato de sencilla preparación pero sí de muy fácil digestión.
Entre esos ingredientes hay uno que nos ocupa hoy, siendo este el empoderamiento, es decir: La autonomía que se ofrece al miembro del equipo, o colaborador sobre la labor que se le ha asignado. Esa autonomía significa que él puede utilizar sus métodos para llevar a cabo lo que le corresponde, con tan sólo dos sencillas condiciones. La primera es que todo lo haga, evidentemente, dentro de un marco de legalidad y que se confía en él con base en el principio de la buena fe. La segunda que cumpla con el objetivo propuesto.
En la mayor parte de los casos los miembros de equipo responsables de sus tareas cumplen con las dos condiciones mencionadas, lo que se alza como prueba de que el empoderamiento funciona y conduce a la productividad; puesto que produce en los colaboradores lo siguiente:
- Sentido de utilidad: Por habérsele asignado una tarea específica y poner sobre sus hombros la responsabilidad por determinada labor. El empleado o miembro del grupo ve en ello una posibilidad de demostrar de qué está hecho y sus acciones se dan en función de ese reto personal que lo lleva a dar lo mejor de sí.
- Sensación de confianza: Un empleado que se percibe útil es menos propenso a temer ser despedido y ello realza la confianza en sí mismo que redunda en excelentes resultados.
- Oportunidad de utilizar la creatividad: Cuando una persona lleva mucho tiempo realizando una acción aprende a hacerla de forma más rápida y mejor, producto de la práctica. El empoderamiento lo que ofrece es la eliminación de barreras externas que le dicen cómo tiene que hacer las cosas y el permiso para hacerlo como considere se debe hacer.
Nadie es mejor que todos en todo, pero si puede desenvolverse de mejor forma en actividades específicas, producto del bagaje y la experiencia. Se deben aprovechar esos recursos y el de la creatividad, otorgando autonomía a los colaboradores y miembros de grupo sobre sus funciones. Si no le agrega usted esto a la receta de la productividad difícilmente la conseguirá porque terminaría siendo como pretender preparar sushi, sin sushi.