Big Data es un concepto que hoy por hoy cobra gran relevancia a causa del crecimiento vertiginoso y constante de las fuentes encargadas de dispensar información o datos (información en un estado primitivo), necesarios para el proceso de toma de decisiones, dado que, posibilitan un mayor espectro decisor –por aumentarse ante su presencia el número de alternativas disponibles-, facilitan el trazo de posibles escenarios y reducen al mínimo posible los margen de error que son propios a cada curso de acción.
Tal relevancia ha logrado permear las diferentes esferas, pasando del plano llanamente laboral, social (uso de datos en redes sociales para llevar a cabo intentos de relacionamiento), al artístico –visto este no cómo una fuente de ingreso sino como la oportunidad latente de nutrir el acervo cultural-, que hoy ve cómo una herramienta de éstas características se pone a su servicio.
¿Cómo el Big Data puede contribuir a la preservación y desarrollo del arte?
El Big Data al ser un instrumento que permite la gestión de datos, posibilita la definición exacta de los nichos a que se deben dirigir los productos relacionados con tan selecto tema; un ejemplo de ello es una obra de teatro, concierto u opera, cuyos anuncios van dirigidos específicamente a posibles compradores, evitando que se pierdan entre los múltiples miembros del público general que probablemente no gusten de este tipo de espectáculos. Además de lo que sugiere el ejemplo, será posible adquirir una consciencia sobre el perfil de los amantes del arte en el que se relacionan datos de gran importancia expresados en términos demográficos, sociológicos, psicológicos, entre otros.
Así pues los beneficios del Big Data no se limitan al escenario estrictamente empresarial, sino que su impacto se puede dirigir hacia distintas fronteras para bien de los organismos operantes dentro de los espacios que vayan conociendo y adaptando sus características.