Este artículo pretende enfatizar la importancia de tener educación financiera temprana.
Como cualquier aprendizaje que nos enseñan desde pequeños, la infancia es la etapa de la vida en que las personas aprendemos bases que forman nuestra personalidad, nuestro carácter.
Algunos artículos señalan que la edad temprana para recibir formación financiera es entre los nueve y los 12 años, ya que de esta forma los niños tienen una mayor posibilidad de llegar a ser personas responsables, que puedan conocer y aprovechar mejor los diferentes servicios financieros, con el fin de que aprendan a planificar cómo aprovechar el dinero.
Tener educación financiera temprana es francamente tan importante como aprender a leer o a escribir.
Saber manejar el dinero es esencial para utilizarlo de manera inteligente y apropiada. Esto es posible lograrlo al aprender cómo establecer prioridades, es decir, saber qué cosas son más importantes que otras.
En este primer escrito solamente mencionaremos de manera breve un par de conceptos básicos que hay que conocer para iniciar la senda de la educación financiera.
- Ahorrar: Es la decisión de guardar dinero, para gastarlo en algo que a uno le interese comprar en el futuro.
- Invertir: Es hacer que el dinero “crezca” y “trabaje”, ya que generará rendimientos, un dinero adicional que se sumará al dinero que uno tiene: capital (el dinero propio) e intereses (el dinero que da el banco por ponerlo en una cuenta en su institución). Esto quiere decir que el dinero que se ahorra en un banco, da intereses.
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