¿Un emprendedor nace o se hace? ¿Se puede aprender a emprender? ¿Quién me enseña emprendimiento?
Estos interrogantes han perturbado por años a la sociedad que se queda anonada frente a los casos de éxito de emprendedores que nunca terminaron la universidad, como Bill Gates y Steve Jobs.
Mi posición al respecto es que un emprendedor se hace, y sí Bill o Steve abandonaron sus estudios es porque su destino estaba lejos de los pasillos de una universidad.
En una academia te pueden enseñar marketing, finanzas, leyes, etc. pero hay una cátedra que no se dicta en ninguna parte: “Berraquera”. Este término es muy usado en Colombia para referirse a una actitud con que afrontamos la vida. Eres berraco cuando estás dispuesto a todo a fin de lograr tus objetivos. Tal vez la palabra no sea conocida por todos pero es la mejor que encontré para representar la chispa que diferencia a un emprendedor del resto de las personas.
¿Dónde aprendo a ser Berraco? La respuesta es “en la universidad de la vida”. A diario nos enfrentamos a diversas situaciones, buenas o malas, que aportan a nuestro desarrollo como personas, y la manera de afrontar estas situaciones es lo que va abriendo la brecha entre el éxito y fracaso. Para comprender un poco vamos recordar la época de escuela cuando salías a jugar fútbol con tu amigos y sin querer pateabas el balón hacia la cabeza de alguien o hacía un vidrio ¿Cuál era tu reacción? ¿Salías a correr o aceptabas tu responsabilidad y pedías disculpas?
El empresario Carlos Kasuga Ozaka dice algo muy acertado al respecto: “en Latinoamérica se castiga la verdad”. Ante una situación como la descrita lo más lógico es que un niño tema a la actitud de sus padres o de la persona afectada, y considere huir u ocultar su responsabilidad porque creció en una sociedad donde se castiga la verdad. El resultado es que crecemos y nuestra actitud ante la vida es la de mantenernos al margen de los problemas, y como no somos parte del problema nunca seremos parte de la solución. Cunado creces aceptando que eres parte del problema tratas de buscar soluciones, y así como nacen grandes ideas de negocios.
Aprender de otros emprendedores también es muy importante. Conocer experiencias reales de creación de empresas es sin duda una de las mejores maneras para desarrollar el espíritu emprendedor. Lee libros escritos por empresarios exitosos, asiste a seminarios, conferencias, ferias empresariales, ruedas de negocios, etc. son espacios donde el aprendizaje está a flor de piel.
Ah!, y no podemos olvidar las organizaciones. Muchos emprendedores se formaron como trabajadores de una empresa, allí conocieron el mundo empresarial y adquirieron los conocimientos y habilidades para aventurarse a iniciar su propio negocio. Un empleo es un gran trampolín hacia el éxito cuando no nos dejamos atrapar por las comodidades y “seguridad” de un sueldo fijo.
En resumen, ir a la universidad es totalmente valido porque allí aprendes conocimientos técnicos de gran importancia, sin embargo, en la sociedad actual no es suficiente con saber de todo un poco y se hace necesario poseer habilidades, como el liderazgo y la pasión, que debes aprender a desarrollar en otros espacios. Lograr la perfecta simetría entre estos espacios de formación crearán en ti un verdadero emprendedor.