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Derribados, pero no destruidos!

Por Juan Carela

2 CORINTIOS 4: 7-9

“Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos”

En la vida cristiana hay muchos obstáculos que saltar y sin duda es una lucha diaria que experimentaremos. Lastimosamente he podido ser testigo de cómo muchos han sido derribados por artimañas usadas por el enemigo, para destruir su vida.

Es difícil reconocerlo pero la Iglesia juega un papel importante al momento de que una persona es derribada. La verdad es que si examinamos cual tendría que ser la función de la Iglesia cuando se dan estos casos, concluiríamos que sería “RESTAURAR”.

Pero alguna vez te has preguntado porque muchos que un día estuvieron en los caminos del Señor se excusan diciendo que cuando ellos fallaron no hubo nadie que les extendiera una mano para salir adelante, sino que al contrario en lugar de ayudarlos los terminaron de hundir con comentarios que les dieron muerte espiritual.

Es por eso que yo quiero exponerte este tema, para que si tu eres uno de esos que en lugar de restaurar terminas de derribar, medites sobre tu accionar como cristiano que dices ser. Este tema va dedicado a todos aquellos que en determinado momento fallaron y lejos de recibir ayuda departe de sus “hermanos”, fueron menospreciados y vistos de menos por su error.

TODOS ESTAMOS PROPENSOS A SER DERRIBADOS.

El apóstol Pablo en la segunda carta a los Corintios nos hace ver que en la vida hay momentos en los cuales nos sentimos derribados: “que estamos atribulados en todo, pero no angustiados; en apuros, pero no desesperados; perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no destruidos”. Estos momentos se dan más que todo cuando descuidamos nuestra vida devocional delante de Dios, en pocas palabras cuando dejamos de tener comunión con El.

Hay muchas personas que creen que jamás se sentirán derribadas y gloria a Dios si así fuese, pero tenemos que ser humildes y reconocer que todos estamos propensos a sentirnos derribados en cualquier momento de nuestra vida, es por eso que no podemos constituirnos jueces de aquellos que se sienten derribados, es decir que no podemos darnos a la tarea de criticar a aquel que ha descuidado su relación personal con Dios y le ha dado lugar al pecado.

Hago una aclaración, Dios ama al pecador, pero aborrece su pecado, es decir que Dios te ama y por eso quiere restaurarte, pero no ama el pecado que estas cometiendo con regularidad. En ningún caso el pecado es justificable, pero es necesario que entendamos que Dios nos ha llamado a ser restauradores y no destruidores.

UN “CRISTIANO” QUE DESTRUYE.

Encierro la palabra “Cristiano” entre comillas haciendo alusión a que de cristiano tal vez solo tiene el sobrenombre, puesto que un verdadero hijo de Dios que se hace llamar Cristiano porque quiere seguir los pasos de Cristo JAMÁS destruiría, el único que vino a destruir es Satanás. Pero lastimosamente en todas partes hay ciertas personas en nuestras congregaciones que se hacen llamar “cristianos” y “espirituales”, que lejos de disponerse a restaurar vidas por medio de la Palabra de Dios, la hacen de destructores, esta clase de persona tiene algunas de las siguientes características:

Es el primero en ver los errores de los demás, pero el último en verse los propios errores: Definitivamente es más fácil ver los errores de otra persona, que ver los nuestros, pero aquel “cristiano” que destruye siempre esta criticando el accionar de los demás, en pocas palabras esta clase de persona se goza en andarle declarando los errores a los demás y se ampara a la frase “es la verdad no tengo porque callarlo”, se creen espirituales porque pueden decirle los errores a los demás, y viéndolo desde el punto de vista restaurador, está bien el reconvenir de un error a alguien, pero hay ciertas formas en las cuales poder exhortar a alguien sin andar divulgado a medio mundo el error de tu hermano. Lastimosamente muchos destructores de vidas, no miden las palabras que dicen, ni las acciones que toman, sino que se dejan llevar por lo que según ellos “es lo correcto”.

Siempre acusa y no se deja acusar: Se auto constituye juez, siempre está acusando las faltas de su hermano y lo que no se da cuenta que el único acusador por excelencia se llama Satanás. Si alguien lo acusa, nunca acepta las responsabilidades de su pecado, porque según él, “está bien con Dios”, cosa que se debería demostrar a través de los frutos de espíritu que tendrían que haber en su vida y los cuales no se están reflejando en su modo de actuar.

Ve de menos a aquel que cometió pecado: Lastimosamente es la verdad, hay ciertas personas que tienen el descaro de autodenominarse “cristianos” y ven de menos a aquel que peco. No se ustedes pero no concibo la idea de un Jesús despreciando a los pecadores, fuera terrible que Jesús despreciara a los pecadores, porque ¿En donde estaríamos nosotros?, porque si no te has dado cuenta, un día nosotros fuimos pecadores y necesitamos de Dios para que nos restaurara. Jamás apoyare la actitud de rechazo al pecador, soy de la idea que si una persona a pecado, es necesario que se le ayude a restaurarse en lugar de aislarla, pero lastimosamente la mayoría son de la idea que una persona que cayó en pecado, es una persona que no se merece nuestro apoyo, ¿A caso Dios actúa de esa manera?, ¿A caso Dios te juzga antes de darte la oportunidad de arrepentirte?. Definitivamente Dios siempre tiene los brazos abiertos para que tú llegues a sus brazos.

ES HORA DE DESPERTAR.

Es hora de abrir nuestros ojos espirituales y darnos cuenta que muchos se están yendo al mundo porque nosotros los estamos mandando ahí, ¿Cómo?, pues con nuestras actitudes, hermanos amados, no seamos jueces de aquellos que son débiles en la fe, al contrario ayudémosle para que puedan ser como nosotros si es que nos creemos “fuertes”.

No es momento de que estemos juzgando a medio mundo, dejémosle eso al único Juez Justo, no te das cuenta que en lugar de ganarnos más para Cristo los estamos perdiendo, se está yendo de las congregación y lo peor es que se van con un resentimiento hacia la Iglesia y hacia a Dios, y ¿Qué estamos haciendo nosotros para parar todo esto?, a lo mejor tu digas, no importa que se vayan de todas formas Dios quiere calidad y no cantidad, déjame decirte que aun no has comprendido el sentir de Jesús, El mismo dijo en San Mateo 9:12 “Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos”, ¿Te das cuenta que es lo que Jesús vino hacer? Si no sigamos leyendo lo que dice San Mateo 9:13 “Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento”.

No hablo de consentir al pecador, sino más bien de hacerle ver el pecado que ha cometido lo que esto significa en su relación personal con Dios, pero de una forma adecuada y orientada por el Santo Espíritu de Dios. Hay una gran diferencia entre exhortar y regañar, la gente que ha caído en pecado no necesita un regaño, sino una palabra de sabiduría para darse cuenta que ha cometido una ofensa delante de Dios, y nosotros somos los indicados para llevar esta palabra.

Es hora que nos demos cuenta que el Enemigo de nuestras almas ha tratado de minar nuestro corazón con critica, menosprecio, egoísmo hacia aquel que ha cometido pecado, es hora que no hagamos leña del árbol caído, es que nos demos cuenta que somos un solo cuerpo en Cristo y que si ellos se sienten mal, nosotros estamos para ayudarlos y no para destruirlos, que es necesario que comprenda que somos más que vencedores en Cristo y que con El podemos salir adelante de cualquier circunstancia difícil que estemos atravesando.

Posiblemente tu que lees este tema seas un caso de los cuales he hablado hoy, posiblemente en momento determinado cometiste un pecado que te llevo al fracaso espiritual, a lo mejor esperabas que alguien en tu congregación te ayudara a salir adelante y no encontraste apoyo y decidiste irte nuevamente para el mundo, quiero decirte que fue un error tomar esa decisión, que tu vida no depende de un humano, que tu vida no depende de un pastor, líder o hermano en Cristo, que tu vida depende de alguien que te comprende a cabalidad, de alguien a quien le importas más de lo que imaginas, a aquel que un día decidió dar su vida por amor a ti, de aquel que no te ve con ojos de desprecio por el error que has cometido, sino mas bien te ve con ojos de amor porque sabe que tu estas necesitado de Él, en esta hora quiero que comprendas que es hora de regresar a los brazos de los cuales nunca tuviste que soltarte, es hora de dejar de luchar en tus propias capacidades y de dejar de sentir rencor hacia aquellos que te dieron la espalda, porque aun ellos son humanos y se equivocan, es hora que perdones a todos aquellos de los cuales un día esperaste ayuda y no la recibiste, es hora que regreses a los brazos de Jesús, El ha estado esperándote mucho tiempo y este era el momento que El había preparado para encontrarse contigo nuevamente, ¿Sabes? Jesús te ama más de lo que un día te imaginaste.

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