Debemos ser honestos: a día de hoy la inmensa parte de los que estáis (y estamos) leyendo este artículo necesitamos trabajar para seguir adelante. Vale que tengamos inversiones de cualquier tipo, pero el grueso del dinero que recibimos cada mes viene de nuestro trabajo para terceros, autoempleados o como sea.
Con esto quiero decir que nuestro trabajo y por lo tanto nuestros salarios condicionan hasta donde podemos alcanzar. Y sí, como estáis pensado, el salario siempre se ha visto socialmente como una relación directa con lo buen trabajador que eres para la empresa: cuanto más cobras mejor eres.
Pero, ¿os habéis parado a pensar cómo de buenos sois en comparación con vuestros compañeros? Bueno, en el caso de los españoles ya sabemos la respuesta: nosotros somos la leche y el resto de nuestros compañeros unos palurdos que no se merecen lo que ganan. ¡¡No puedo creer que gane más que yo!! Típico y tópico.
Este es el típico pensamiento que te puede llegar a amargar: piensas que alguien de tu trabajo que cobra más que tu es menos listo, menos trabajador, menos puntual que tu… Si dejas que ese pensamiento se apodere de ti lo llevas crudo.
Si descubres que un compañero tuyo cobra más que tu por el mismo trabajo o que incluso haciendo menos cobra lo mismo que tu lo último que debes hacer según los grandes gurús es lamentarte de tu situación y aprender una cosa: la vida no es justa.
El comparar salarios lo único que va a proporcionarte es estrés y angustia, además de posibles desencuentros con tus compañeros de trabajo ya que puede que sientas rechazo a aquellos que cobran injustamente (según tu parecer) más que tu.
Pero párate a pensar: ¿puedes controlar tu lo que ganan tus compañeros? ¿puedes? La respuesta en sencilla: no, no puedes hacer nada en los sueldos de tus colegas, así que ellos no tienen la culpa. Lo único que puedes llegar a controlar es tu propio dinero y cómo lo manejas, así que ese debe ser tu cometido: preocuparte única y exclusivamente de tu dinero.
Y si quieres conseguir un aumento de sueldo aplícate y sé un empleado ejemplar: ayuda a tu jefe, se puntual, cumple los plazos de entrega, ayuda a tus compañeros, ofrece ideas, participa… todo esto puede ayudarte a subir tu salario, no lo que ganen tus compañeros. Una vez cumplas, habla con tu jefe y muestrale todos tus logros, dale motivos reales para subir tu sueldo: el dinero no cae del cielo.
Trabaja y se bueno trabajador y deja de fijarte en el sueldo de tus compañeros… por ese camino solo puedes llegar a la depresión y la frustración.
Fuente: voyaserrico.com