¿Dime si no resulta un agobio determinar cuánto cobrar por tu servicio si estás empezando?
Un dolor de cabeza acompañado de un mar de dudas. Todos hemos estado ahí.
Me gustaría decirte que existe una fórmula exacta y mágica que estoy apunto de compartirte, pero no es así.
Aunque sí variables que puedes considerar para saber cuánto cobrar y que te ayuden a ganar claridad, así como tomar una decisión que no termine afectándote.
Es importante que tomes en cuenta si realmente vas empezando o ya tienes experiencia. Pregúntate: ¿Pasaste de trabajar por cuenta ajena a propia, pero ya tienes experiencia en tu área de expertise? o ¿Recién vas egresando o terminando una formación y quieres montar tu negocio?
Si acabas de terminar tu formación, puedes empezar trabajando gratis o por un precio bajo, con un par de clientes. De lo contrario, si ya tienes experiencia, aunque sea trabajando para alguien más, desde mi punto de vista no deberías trabajar gratis.
Otra opción sería empezar vendiendo tu servicio con una tarifa especial (por estar iniciando), igual, sólo a tus primeros clientes.
A continuación, te comparto 4 formas para decidir cuánto cobrar por tu servicio si estás comenzando con tu negocio.
#1. Considera aspectos de desarrollo de negocio
Pregúntate, ¿Qué tipo de servicio es? ¿Es básico o es tu curso, programa o taller más extenso o estrella? Definir cuánto cobrar por tu servicio está directamente relacionado con la manera en la que deseas trabajar y además posicionarte. ¿Quieres vender algo de menor precio y tener más clientes o tener pocos clientes y vender a un precio alto? Aspectos que debes definir antes de lanzarte o reconsiderar si ya estás en marcha.
Cuando digo «vender a precio bajo», no me refiero a que lo revientes, sino a que el precio de tu servicio, dependerá del nivel de detalle. Tal vez vendes un taller o programa grupal, que en su ejecución es distinto a ofrecer uno individual con sesiones uno a uno, que requieren un nivel de atención más alto, además del tiempo que inviertes, por lo tanto costará más.
#2. Considera el valor que ofreces
Al trabajar con tu conocimiento, talento y habilidades te conviertes en un vehículo o guía que llevará a una persona de un estado a otro. No vendes servicio de decoración, no vendes coaching, no vendes terapias, ni nutrición.
Piensa en los beneficios y resultados que conseguirán tus clientes al trabajar contigo, enumerarlos e interiorízalos. Así te das cuenta que lo que haces vale y mucho. Ata tu servicio, más allá de lo que ofreces, a motivadores de compra. Hazte la siguiente pregunta: ¿Cuál es el costo de que ese cliente potencial no resuelva su situación en diferentes aspectos de su vida? Lo ideal es vincular el impacto, ya sea negativo o positivo, con tiempo, dinero, amor o salud. Es decir, más dinero, más salud, más amor, o de lo contrario que pasaría si no la resuelve, significaría menos amor, menos salud, menos dinero, menos tranquilidad, menos tiempo, o menos de varias.
Así te das una idea del valor de lo que ofreces y cuánto impacto tendría en sus vidas, tanto como si resuelven su situación contratándote como si no.
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#3. Cuánto cuesta tu tiempo y tu trabajo
Debes sentirte cómoda con lo que estás cobrando, tu mínimo debe cubrir tus gastos personales y los de operación de tu negocio, nunca menos que eso, de lo contrario estarás en problemas, porque tendrás clientes por vender barato y te llenarás de trabajo, pero tendrás poco dinero, lo que te provocaría hartazgo, dejando por los suelos tu motivación al encontrarte en esa situación, aunque te encante lo que haces.
#4. Según los precios de tu sector
Me gusta dejarlo a lo último y no porque no sea importante para determinar cuánto cobrar, sino porque, desde mi punto de vista, no debe ser el primer factor a considerar. Es verdad que debes tener una referencia, pero muchos profesionales que recién inician o ya llevan un tiempo, caen en el error de tomar este parámetro como único, dañando la supervivencia de su negocio, cobrando poco o menos que su competencia para hacer que los elijan, compitiendo por precio y cavando su tumba.
Imagina que acabas de empezar con tu negocio, has dado resultados a tus primeros clientes, pero no cobras más alto que alguien de tu sector quien te lleva 10 años de experiencia, porque como te lleva esos años por delante no te lo permites, aunque tus clientes estén contentos.
No temas arriesgarte, si tú tienes algo que da un valor extra o un método distinto que ayuda a conseguir resultados a tus clientes, no temas cobrar más y demuestra que tú eres su mejor opción.
En la cuestión de fijar precios no todo es matemático, también interviene la mentalidad, y tú no puedes tomar como único parámetro el precio de alguien más, de quien no sabes si tiene algún prejuicio con el dinero o a partir de qué factores determinó sus precios.
También, ten en cuenta que lo barato está asociado con mala calidad y que solemos prestar más atención y cuidado en lo que invertimos más. ¿No te ha pasado que compras lentes baratos y no recuerdas dónde los dejaste, a diferencia de unos caros que siempre estás pendiente que no se pierdan o rayen?
Por último, haz que te elijan por algo en particular, dales más razones que sólo el precio para contratarte. Te propongo una o varias de estas 6 potentes razones.
Así que ya los tienes, lo ideal es combinar los 4 factores, así te sientes cómoda, tienes beneficios y un precio que entra dentro del rango de precio que tu sector está dispuesto a pagar.
Ten presente y no olvides cuánto has invertido en formación, en trabajar con coaches o mentores y el tiempo que has dedicado o la experiencia que tienes. Eso debe verse reflejado en el precio de tu servicio, aunque recién comiences con tu negocio.
Gracias por leerme y espero que estos consejos te sean útiles y ganes claridad en uno de los temas que más dudas generan al comenzar nuestro emprendimiento.