Creer para ver y no ver para creer… Suena raro pues nos hemos acostumbrado a vivir de lo que vemos, “ver para creer” se ha convertido casi que en una regla y sencillamente todo lo que se aleja de nuestro espectro visual desaparece.
Sin embargo, la vida se encarga de metaforizarnos lo que en realidad sucede. Much@s apreciamos los actos de magia, aun sabiendo que son trucos muy bien elaborados por l@s mag@s, se trata de ver lo que sucede: el o la maga saca conejos de su sombrero y podemos verlo… ¿pero creemos que ello es verdad?
Creer en lo invisible para ver en lo tangible… |
Y ni qué decir de las películas de acción: l@s protagonist@s sobreviven a las más desfavorables condiciones sin sufrir un solo rasguño. Salimos de cine y no pensamos: ¡Oh que grandioso documental! ¡Plasma la vida de un personaje heroico! Por el contrario, sabemos que es una película con actores y magníficos efectos especiales.
El “ver para creer” no funcionó… Y así somos los seres humanos, no creemos en todo lo que vemos, y si la regla se rompe… ¿Por qué no quebrantarla del todo? ¿Por qué no un “creer para ver”?
El mundo siempre ha sido de l@s soñador@s, de las personas que piensan que no todo está descubierto y se dan a la aventura de abrir sus brazos en búsqueda de lo incierto. ¿Qué hubiese sido de Berners Lee si no hubiese creído en que internet era una idea posible? Creer para ver… ¿y qué de John Baird si no hubiese creído en la televisión? Creer para ver…
Debemos empezar a creer en el cambio para verlo |
Hay que subvertir el orden de nuestras vidas, si seguimos pensando en un “ver para creer” seguramente nos quedaremos anclad@s en el lugar en el que estamos parad@s. Pero si empezamos a creer que podemos, que somos capaces y que vamos a alcanzar nuestras metas, lo más probable es que podamos ver la realización de nuestros deseos.
Todo se trata de un acto de fe. Fe en nosotr@s mism@s, en nuestro actuar, en nuestras decisiones, en nuestros pasos y por supuesto, en la vida. Para ver hay que creer, pues es la única forma en que podemos mentalizarnos positivamente y lograr una predisposición hacia el triunfo y no hacia la derrota. No importa si l@s demás creen que estamos loc@s… Hay que estarlo ¡y mucho! Para afrontar los retos de la vida con convicción y no con una desesperanza generalizada como sucede actualmente.
La locura abandona el racional “ver para creer” y se sumerge en las profundidades de lo desconocido. “Creer para ver” es una locura… ¿Qué dices? ¿Quieres enloquecerte? ¿Eres capaz de empezar a ver cosas donde todavía no las hay?
Con amor…
© Lluvia