¿Cuánto hace que ronda por tu mente ese proyecto de negocio que te impide dormir tranquilamente por las noches? ¿Esa idea brillante que, tal vez, nació en un instante de desesperación o de búsqueda alocada de una salida urgente a la interminable pesadilla de un paro?
Los tiempos de crisis son, sin duda, caldo de cultivo de las ideas más revolucionarias. El problema está en que muchas de ellas, ya sea por falta de iniciativa o de perseverancia, quizás por escasa confianza en uno mismo, jamás llegan a desarrollarse.
Pues bien; está claro que muchos de los condicionamientos para llevar a cabo tus proyectos de ninguna manera provienen de factores externos: te los marcas tú mismo. Reconocer este autoboicot que te impones cuando afirmas «no soy lo suficientemente talentoso», «no lo lograré» o «es muy arriesgado», es el primer paso.
Ponte firme contigo mismo y confronta directamente tus excusas. Busca evidencias de que las mismas no tienen asidero real. Reconoce tus fortalezas personales y no te subestimes; sí, por supuesto, detecta tus debilidades y comienza ya mismo a trabajar en ellas.
Sé humilde; el talento que pudieras poseer no alcanza por sí mismo. Esfuérzate por perfeccionarte, busca ayuda. Practica, practica, practica… Pon sobre la mesa tu mayor deseo, clarifica tus metas y haz un verdadero esfuerzo.
Formúlate todas las preguntas y ve en busca de todas las respuestas. Acude a nuevas fuentes de aprendizaje, escucha activamente a los que saben; planifica este proceso de modo que puedas enriquecer tu persona para afrontar las más osadas aventuras.
Todo está dentro de ti; puedes logar lo que sea con tan solo ponerte en movimiento. Divide los grandes proyectos en pequeños tramos, ponte plazos, prepárate para lo que se viene.
Comparte tus objetivos con aquellos que te quieren y con aquellos que poseen el conocimiento; los afectos y las personas sabias y experimentadas no solo son una fuente de energía positiva, sino también todo un respaldo a nivel emocional y de discernimiento.
Evalúa atentamente cada una de las sugerencias o críticas que pudieras recibir. Ábrete al aprendizaje, pero sé también riguroso con tus críticos; no pierdas ni tu norte ni el criterio, no te dejes influenciar por cualquier causa.
Construye las oportunidades, no esperes a que surjan espontáneamente. Pon en juego todos los mecanismos de la creatividad pero, por sobre todo, toma decisiones y realiza acciones concretas, inteligentes; arriesgadas, quizás, pero siempre responsables.
No olvides que, en ocasiones, la falta de cierta profesionalidad hace que muchas ideas no prosperen… ¡Mantén tu mente abierta! Lo peor no es esta carencia; siempre podrás formarte y perfeccionar tus competencias.
Lo verdaderamente nocivo es la falta de ansias de superación, ese conformismo que enquista las mejores ideas en una zona de confort de la que no todos salen, puesto que requiere una buena dosis de esfuerzo, de paciencia y de perseverancia.
Haz que el emprender sea tu actitud en la vida. Hazle frente a las dificultades, rodéate de un equipo de personas capaces y transmíteles tu pasión y tu optimismo. Crea una visión compartida en la que los intereses de todos se alineen con tu proyecto de negocio.
Es más; incluye ya mismo un equipo en tus sueños. Visualízate como líder de un equipo de personas dirigidas hacia el éxito y, cuando lo logres, reconoce la importancia de este grupo de gente pues, si la visión es compartida, el esfuerzo también lo es.
Persevera en todo lo que emprendas; entiende que la perseverancia no es un don caído del cielo, sino una consecuencia de lo que se quiere hacer en la vida, una actitud que destaca especialmente en los emprendedores exitosos.
¿Que ya has fracasado anteriormente? ¡Y que! No existe mejor maestro que el fracaso. Tómalos como obstáculos, no los conviertas en excusas para regresar a una situación más cómoda.
Si crees que no has nacido emprendedor, ten en cuenta que los emprendedores también se hacen. Ese es el espíritu que necesitas para encauzar tus planes y alcanzar tus objetivos más preciados.
¡No tengas miedo! Asume un papel protagónico en tu propio cambio, trabaja en tu interior, desarrolla tu autoestima. Enamórate de tu proyecto apasionadamente, toma decisiones firmes y comprometidas.
Diviértete en el camino. Si bien durante el proceso no siempre todo serán rosas, no te te tomes muy a la tremenda los errores; aprende con cada tropezón. Pero sé, por sobre todo, cauto; que no te invada un engañoso triunfalismo ante los aciertos.
Se trata de una cuestión gradual y de mejora continua. Busca el equilibrio; todas estas capacidades se irán perfeccionando con el tiempo siempre que asumas, claro está, una actitud de apertura mental y que despliegues una buena cantidad de iniciativa.
Deja de analizar constantemente qué tanto pierdes al lanzarte en una nueva aventura… ¡Cree en ti mismo! ¡Cree en tu proyecto! Conócete, infórmate, asesórate, planifica y finalmente… ¡emprende!
Es la proactividad, la iniciativa, la que marca la diferencia entre una persona con buenas ideas y un emprendedor exitoso. Si no sales al ruedo, todo el esfuerzo invertido en perfeccionamiento jamás rendirá sus frutos.
Y una vez que estés allí, en el escenario, un último consejo: TEN PACIENCIA. Sí, paciencia. No pierdas la motivación si no ves al instante los resultados de tanto sacrificio.
Si las cosas finalmente no resultan como lo esperabas, no decaigas. Pero cuidado: sé tenaz, pero no obstinado. ¿No era un proyecto para ti? Pues bien; a otra cosa. Eres un creador de oportunidades… ¡Avanza!
Siempre es buen momento para emprender. Analiza el contexto, estudia la factibilidad de tu proyecto, genera nuevas estrategias. Enfoca todo tu potencial en aquello en que eres bueno, te entusiasma y te proporciona felicidad.
Pregunta siempre que no sepas; un emprendedor no es, de ninguna manera, una persona que lo sabe todo. Aprende a aprender y, sobre todo, aprende a desaprender y a comenzar de nuevo. Aprende a escuchar, aprende a compartir.
Tú eres el escultor de tu destino. Ponte de pie, toma todo lo aprendido hasta el momento, madura tus ideas y lánzate una y otra vez a la aventura. Puedes hacerlo si deseas hacerlo. La más bella obra de arte se encuentra, sin duda, allí dentro del mármol
Acerca del Autor: Este articulo fue escrito por Miguel Ángel López, socio fundador de la asesoría online Emprendeon, una asesoría especializada en emprendedores, pymes y autónomos.