Muchas empresas tienen una concepción equivocada con sus trabajadores y por ello desgraciadamente, son muchas las que cada vez más limitan o prohíben el acceso a diferentes herramientas y contenidos que ofrece la red. Para frenar internet, se bloquea su acceso a los empleados. Para forzar los horarios, las empresas colocan máquinas de fichar. Esto, al contrario de lo que pueda parecer a priori, no se traduce en unos incrementos de la productividad al “obligar” al trabajador a estar más concentrado en sus obligaciones, sino que limita las posibilidades de trabajo de los propios empleados además de generar desconfianza y desmotivación al no sentir el respaldo de la empresa.
Así lo demuestra un estudio de la empresa PopCap según el cual prohibir el uso de Internet para fines personales en el trabajo costaría a las empresas británicas 8 mil millones de euros al año por pérdida de productividad de sus empleados. Por este motivo se recomienda hacer un descanso durante la jornada laboral ya que reduce el estrés y ayuda a relajar la mente. A esta conclusión se ha llegado después de haber hecho 1.700 pruebas psicométricas en empresas de todo el Reino Unido. Estas pruebas han sido llevadas a cabo por el psicólogo de la Universidad Goldsmiths, en Londres, Chamorro-Premuzic.
Prohibir diferentes redes sociales como Facebook y Twitter, no dejar acceder a las cuentas bancarias del trabajador o castigar a quien llega 15 minutos tarde a su puesto de trabajo son técnicas cada vez más en auge en las organizaciones (7 de cada 10 empresas del Reino Unido reconocen que han prohibido a sus empleados conectarse a redes sociales durantes su horario laboral.) al entender que se hace un uso más ocioso de Internet del que se debería en horas laborales y por tanto generar distracciones y pérdida de capacidad. Pero seamos realistas; está demostrado que el impacto que tienen estas medidas prohibitivas no inciden en la productividad de la empresa.
Los empleados no son niños y por tanto no hay que tratarlos como tales. Bloqueando Internet, las personas se sienten menos partícipes del proyecto y eso genera a la vez recelo y falta de productividad. Las empresas deben saber educar, motivar y gestionar el recurso más valioso que tiene: las personas. Podemos dejar manga ancha a nuestros empleados sin perder un ápice de productividad laboral. De hecho, es posible hasta que aumente si hacemos consciente al trabajador de que su actividad quedará registrada con el uso de herramientas como Workmeter. Él mismo será consciente del trabajo que hace y cómo lo hace, modificando y adaptando su desempeño laboral. En resumen: hay que hacer conscientes a las personas de su implicación y rendimiento. Sólo así conseguiremos mejorar la productividad
Otra forma puede ser dejando un margen de tiempo puntual para cosas ociosas. En este tiempo, el trabajador podrá acceder a toda esta información que no encaja dentro de su horario laboral. Podrá mirar vuelos, las fotos del fin de semana y programar vacaciones. Esto genera que deba haber una buena comunicación para conceder los accesos de forma libre a la red. Se deben establecer horarios por persona o departamento, aunque puede resultar un engorro si hablamos de pequeñas y medianas empresas con poca capacidad de recursos.
En definitiva, estas son algunas de las opciones que tienen en su mano las organizaciones para gestionar mejorar a sus trabajadores y a los nuevos entornos laborales. Deben saber entender y adaptarse al cambio empresarial que se vive, así como desechar viejos modelos basados en las prohibiciones.
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