Como el dicho ingles nos transmite, a veces hay que cambiar las cosas.
¿Cuántas veces nos ha pasado que en medio de una presentación en público nos damos cuenta de que “no va”?.
No hemos conectado, parece que la audiencia está pensando en otra cosa, la gente se mueve nerviosa en el asiento, y lo peor de peor, nos empezamos a poner nerviosos y estamos al borde de perder el control de la situación.
Fotografía creada por Daquella manera usada bajo una licencia CC BY 2.0
Primero y muy importante: nada de pánico. Si aún están sentados, es que nos dan una oportunidad. Aprovechémosla.
¿Qué hacer?
Cambia.
– Si no gritabas, grita.
– Si estabas en un atril, sal.
– Si estabas en una tarima, baja a platea.
Pero sobre todo, NUNCA intentes recuperara tu audiencia intentando que participen. Eso les desconectará definitivamente.
He visto caer en ese error a mucha gente. Tu propia tensión te lleva a pensar “voy a hacerles responder a una pregunta y se volverán a centrar en mí” “ahora que hagan un ejercicio y les recupero” Error.
Eso puede hacerse, como decíamos en otro post, para re-conectar, pero no sirve ya cuando las cosas van definitivamente mal.
¿El mejor consejo para tu presentación en público?
Cuenta una historia personal. Di: “voy a contarles una situación real que viví relacionada con este tema” y cuenta una historia que debes ya tener preparada para estos casos. Cuanto más personal, emocionante y emotiva sea, más posibilidades tienes de “resetear” la presentación y tener una segunda oportunidad.
Si quieres más información sobre técnicas de presentación en público, visita el Blog de Mynima, un espacio pensado para ti.