La tendencia actual de muchas personas es empezar un negocio a como dé lugar, sin importar cuán exitoso o desastroso puede ser no lograr alcanzar las metas deseadas de un inicio. Sino pregúntate o recuerda a tus amigos que lo han intentado.
Todo esto, le he vivido y disfrutado, cuando tuve la oportunidad de trabajar para una institución del estado en mi ciudad. Conocí a mucha gente, que llegaba a mi oficina y me contaba emocionado que quería emprender su negocio en tal rubro.
Aclaro, el área en cual me desempeñaba no era de emprendimiento ni de negocios, sino de administración de programas de asistencia social del gobierno para las poblaciones vulnerables del campo y la ciudad; tanto niños, madres, adultos mayores, etc.
Y al terminar de escucharlo, la verdad no había nada que aconsejarlo ni refutarlo. Conocían al dedillo como iban a iniciar, que necesitarían, como promocionarían, y la verdad me hacían vivir su ensueño con una intensidad de felicidad y despertaban envidia para quienes lo escuchaban; que atinaba decirle al término de la conversación: ¡Sí, hazlo! ¡Felicidades, amigo/a!
Pero la gran sorpresa era, cuando regresaban después de un mes o más…
Y le preguntaba ¿Cómo vas con tu emprendimiento?
A lo que atinaban responderme: “Es que no pude”, “Se me presento otra propuesta”, “La verdad tengo otra idea” y una interminable lista de escusas.
Y me quedó ese deseo por saber la realidad… Ese deseo que nos interroga y nos hace ver la situación ilusoria que nos impulsa a soñar vagamente… Y de repente, me saltó una pregunta, que en la brevedad posible le lancé sin ningún escrúpulo: ¿Conoces el negocio que quieres emprender o simplemente te haces nimbos de sueños que te saltan cuando no tienes que hacer?
Quizás fui duro, no lo sé. Pero me sirvió de lección para mí también.
Fue allí, que pude entender el verdadero compromiso de uno, para con su negocio o emprendimiento cualquiera. Porque:
Fácil es buscar un trabajo y desempeñarse en el área que nos proponen.
Fácil es cumplir tareas, horarios y convertirte en dependiente de los demás.
Fácil es convertirse en espectador de la realidad, más no protagonista del cambio.
Fácil es quedarse como estamos en el confort y no arriesgar para no vivir el peligro.
Entonces, ¿Qué necesito para conocer mi pasión que moverá mi negocio?
Pregunta tan certera que nos puede llevar a clarificar cualquier deseo de emprendimiento.
Ejemplo: A mi gusta ser independiente, lo experimente después de trabajar por 6 años en varios entidades privadas y estatales. Y por consiguiente enseñar, transmitir lo mejor de mí para que la gente logre lo que desee en la vida, es lo que mueve, es mi pasión. Y quizás lo que estudié, las dos carreras, no se relacionen con mi deseo ferviente de lograr. He leído bastante, he llevado cursos, he escuchado audios, vídeos y me he reunido muchas veces con amigos que han logrado el éxito en lo que querían. Y ellos me hicieron conocer al desnudo mi pasión y mi negocio. Y que para lograrlo se necesitaba inversión de tiempo y dinero. No basta con meditarlo o soñarlo día a día, se necesita acción constante.
Sino preguntemos al un atleta, a un futbolista, a un artista, a un presidente, a un empresario… ellos conocen su pasión y conocen su negocio, porque lograron el éxito a través ellos. No hay gloria que no sea motivo de esfuerzo y trabajo armónico ejecutado diariamente.
Y conocer nuestro negocio implica, ser humildes para aprender de los demás. Leer diariamente a los mejores para innovar en lo nuestro. Saber resolver problemas antes de ahogarse en los lamentos. Estructurar un plan de acción a corto, mediano y largo plazo.
Entonces, ¿Cuál es el siguiente paso para conocer a fondo tu negocio?
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