La compra, sea de cualquier tipo o producto, siempre que tenga fines mercantiles representa una inversión, puesto que se compromete un capital para hacerlo rendir en el futuro, a diferencia de las que tienen fines sociales.
Existen compras con un periodo de recuperación del capital invertido relativamente corto, mientras en otras al transcurrir cierto plazo se considera que no fue rentable la operación.
Algunas organizaciones realizan estudios exhaustivos y complementarios por cada adquisición de bienes, como el de mercado de consumo, que claramente esto depende del tipo de empresa. Las entidades que se dedican a la compra de productos terminados para su reventa posterior, sea a consumidores finales o a distribuidores, deben identificar como una premisa los productos o grupos de ellos que procuran un menor riesgo, mejores condiciones de equilibrio y con ello una rotación elevada, garantizando así la certera rentabilidad estimada desde la planeación de la compra.
Las empresas cuyas adquisiciones se realizan para el abastecimiento a la industria, tanto los fabricantes como los distribuidores deben prestar especial atención a la variabilidad de los precios de los materiales en el mercado de suministros, ya que tiene marcada influencia en sus costos de producción y obviamente en los precios de venta de sus producciones, los cuales deben corregirse en similar medida al valor unitario de las materias primas. En este sentido, se debaten los tamaños de las compras en su contradicción con los beneficios de precios y se realizan automáticamente estudios de oportunidad de comprar/producir/vender o comprar/vender. En el primer caso se refiere a las materias primas y su transformación hacia un producto final, en el segundo a la decisión de comprar las terminaciones y venderlas sin transformar.
En los análisis de factibilidad de inversiones se emplean herramientas como la Tasa Interna de Retorno (TIR), el Valor Actualizado Neto (VAN), el Periodo de Recuperación del Capital Actualizado (PRCA), por citar los más notables. En la gestión de compras, como forma de inversión, además de estos cálculos se deben incluir los relativos al punto de equilibrio por productos y por compra en total, haciendo extensivo el análisis a la estratificación de precios correspondiente en función del comportamiento del mercado en el momento de la realización de las operaciones.
Considerar la compra como una inversión nos permite:
- Conferirle el tratamiento de operación riesgosa, por lo que han de tomarse medidas para minimizar los riesgos que no siempre son asociadas a los precios de compra y calidad de materias primas; incide la competencia, eventos coyunturales que permiten mayor o menor presencia de nuestros productos con su consecuente ganancia o pérdida, agilidad en la respuesta de los suministradores y nuestro respaldo productivo o gestión de compra-venta.
- Emplear herramientas fiables, que sobrepasan los análisis de la concurrencia de proveedores, permite conocer con mayor exactitud los beneficios que acarrean las compras aún en diferentes escenarios. Muchas empresas realizan adquisiciones de productos terminados para la venta a consumidores finales y no han identificado las preferencias de los mismos, suscitando la pérdida de ingresos por acumulación de mercaderías, mermas, inmovilización de capitales, transacciones innecesarias y en ocasiones es desconocida la cantidad mínima de operación que debe tener la empresa para considerarse rentable, o sea, no es calculado el punto de equilibrio.
- Dar seguimiento al origen y destino de los fondos y su rentabilidad, permite asegurar a la empresa un cálculo exacto de la eficiencia de cada operación comercial. Aunque la realidad, por lo general, hace de nuestros diseños de escenarios un conjunto mixto; es posible al final de los procesos concluir cuán eficaz y eficientemente se ha obrado, logrando adoptar medidas para el futuro. Cada compra nos enseña.
Las organizaciones que realizan operaciones de compras por lo general se enfocan en captar las demandas de bienes y en transitar por el ciclo logístico en el menor tiempo posible, tomando en cuenta los principios generales de las adquisiciones de materiales; sin embargo, la relación entre compra e inversión no siempre se une en los nexos más comunes que las originan.
La compra con fines lucrativos, desde la menor escala hasta la compra profesional es la forma más básica de inversión, ejemplo de ello se tiene a un comerciante que adquiere 20 toneladas de papa a un precio de 5 pesos por kilogramo y luego de revisar la competencia y cubrir sus costos logísticos (5%), decide vender las papas a 4.5 pesos por libra, logrando una ganancia estimada neta de 93,000.00 pesos; mientras que con tan solo el 53% de la venta pudo cubrir el costo total de la inversión. La papa es un producto perecedero, pero de alta demanda, de ahí el alto margen impuesto por el vendedor para permitirse posibles reordenamientos sobre la marcha de la venta, incluso su descuento por cantidades o sobre los últimos días con existencia en inventarios. Dicho comerciante planea recuperar su inversión en 15 días, haciendo la distribución del producto según las zonas identificadas con alta demanda y estemos seguros de que en los próximos 20 días este comerciante estará ocupado en la venta de unas 10 o 15 toneladas más del preciado tubérculo.
Espero este ejemplo práctico de una actividad de comercio de las más simples, conmine a nuestros compradores en sus equipos, departamentos, direcciones y empresas a poner en práctica todas las herramientas posibles, tratando a la adquisición de materiales como una inversión y no como una diligencia rutinaria.
Osmany Tito Asesor de Compras y Comercio Exterior