X

¿Cómo saber si mi idea de negocio es buena?

Lanzar un negocio no es tarea sencilla, porque además de contar con capital inicial que te ayude a sostenerte los primeros meses de vida, deberás contar con un modelo de negocio que sea redituable, sencillo de implementar y que solucione o cubra una necesidad. Todo esto suena a un dolor de cabeza, quizá ni siquiera te lo hayas preguntado y lo único que se te ocurrió es poner un local y listo, tu negocio está andando. ¿Pero esto es una buena idea? Hay quienes consideran que sí, pero hay otros que creen necesario un análisis previo y no simplemente por miedo, sino para entender el impacto de tu negocio.

No se trata de crear un superalgoritmo que te ayudará a encontrar el negocio que va a crecer como la espuma y te traerá miles de clientes, aún no existe una fórmula mágica para eso, pero sí de obtener las bases necesarias para ir cubriendo necesidades y resolviendo dudas de lo que tus clientes están por obtener.¿Entonces qué debo analizar para saber si mi idea es buena? Bueno, acá te compartimos está técnica que te ayudará a obtener una respuesta.

¿Resuelves un viejo o nuevo problema?

La solución a tu buena idea es preguntándote ¿mi idea resuelve un viejo o un nuevo problema? Si es un viejo problema, tu idea deberá dar una solución completamente nueva a esa situación; por el contrario, si es un nuevo problema, podrías aplicar una vieja solución a ese nuevo paradigma.

Esto se puede aplicar y resulta en una buena idea porque: en caso de que el problema sea nuevo y tienes una idea nueva para solucionarlo, quizá el mundo no esté preparado para ella y por lo tanto, al público le será difícil entenderla.Por el contrario, si aplicas una vieja solución a un viejo problema, entonces tu idea no es relevante, porque seguramente ya aplicaron esta idea y funcione o no, terminó siendo adoptada o desechada por los clientes y tú simplemente llegarías a ser uno más del montón.

Quizá algunos ejemplos te podrían ayudar:

En caso del viejo problema, Airbnb llegó con una solución completamente nueva al problema “quiero un lugar para quedarme mientras viajo y a un precio justo”, así que convirtió a recámaras, casas y departamentos vacíos en hospedaje.Por el otro lado, aplicar una solución vieja a un problema nuevo, está el caso de la pandemia, un problema que nos afectó a todos, pero en especial a los locales comerciales tuvieron que modificar sus formas de venta y están utilizando las redes sociales para cobrar  y así enviar sus productos o que sus clientes pasen a recogerlos.

Como ves, las ideas de negocio muchas veces están a tu alcance y no tienes que desarrollar todo un nuevo modelo, sino implementar soluciones prácticas. Pero para validar esa practicidad están tus clientes, así que no dudes en preguntarles.

Pregunta a tus clientes

La idea de preguntarles es que ellos sean 100% sinceros, para que vayas ajustando tu idea poco a poco. Pues de qué sirve implementarla si no sabes qué tan dispuestos están a cambiar o a ellos les está solucionando sus problemas. Pregúntales cosas como ¿de qué manera resuelven sus problemas actualmente? ¿Qué creen de tu idea? Se vale buena y mala retroalimentación. Lo importante es recibir bastante y muy buenos puntos de vista. Verás que con ello, recibirás información invaluable y con otra perspectiva que te ayudará a desarrollar un mejor plan.

Entrevista a cuantas personas creas conveniente y en cuanto tengas la información que necesitas, comienza a rediseñar tu idea, actualízala y encontrarás una verdadera solución que puede ayudar a tus clientes. Con esto listo, podrías ir con una versión inicial de tu idea o solución, física o en propuesta, se la podrías presentar a tus clientes. La idea es que tus clientes potenciales entiendan las ventajas y a partir de ahí realicen un juicio objetivo con la intención de mejorarlo o descubrir que esa es la solución que necesitan.

Sé flexible

Quizá tu idea es buena, pero el mercado no está listo para ella, ¿la lanzarías al mercado o la  modificarías? Es necesario, que como comentamos en los primeros párrafos, ofrezcas una solución vieja a un problema nuevo con la intención de familiarizar a las personas, pero con la mira de que en un futuro, se sumen a tu solución final y llena de tecnología.

Sin embargo, esto puede tomar mucho tiempo y una de las ventajas que tienen las pequeñas empresas es que tienen una gran capacidad de adaptarse por lo que evolucionan día tras día. Evita ser tan estático y apegado a una idea que podría traerte más problemas que beneficios. Lo ideal es comenzar con una versión “pequeña” de tu idea, lo que te permitirá seguir oyendo a tus clientes para irla modificando y adecuando de una forma rápida y sencilla. Eso sí, no se trata de oírlos y de inmediato cambiar, sino también de evaluar qué tan buena es esta modificación y ver la viabilidad.

Cuando comiences con tu negocio en “pequeño”, sentirás que no está listo y aún falta, pero la mayoría de las veces, descubrirás que los clientes posiblemente ni se enteren. Y, la capacidad de girar y cambiar de dirección rápidamente es mucho más valiosa para su éxito a largo plazo que intentar hacerlo todo bien la primera vez. Con el paso del tiempo, las modificaciones y adecuaciones necesarias, comenzarás a crecer, lo que significa que tu idea de negocio es buena y está triunfando.

Artículos Relacionados