En la entrada anterior expliqué cómo encontrar soluciones para su empresa sin contratar a un consultor (Para recibir las 5 preguntas directamente en su bandeja de entrada haga click aquí) y hoy le voy a explicar cómo involucrar a sus empleados para incorporar cambios en su empresa.
No hay nada mejor para encontrar soluciones acertadas que preguntar a quienes están en contacto diario con los problemas.
Y en su empresa o negocio los que están en contacto a diario con los problemas son los empleados. Son ellos los que atienden el teléfono, los reclamos, los que limpian el piso o usan los sistemas informáticos.
Y también son los que, en primera instancia pueden resolver situaciones que usted ni siquiera ve pero que influyen en las decisiones del día a día.
Entonces lo mejor que puede hacer es preguntarles a sus empleados. Pero cuidado. No se trata de pasarles una hoja con cinco preguntas y que se la devuelva al día siguiente con todas las respuestas.
Usted no es maestro, ellos no son niños, su empresa no es una escuela y esta práctica no es un examen.
El procedimiento debe estar orientado a involucrar a todos y cada uno de los miembros de su equipo.
Usted debe hacer que sus colaboradores salgan de la posición en que están y se pongan en el lugar del jefe, del cliente, del proveedor. De esta forma ellos van a ayudar a tomar una decisión y esa decisión puede cambiar la historia de su negocio/empresa.
Una charla informal y distendida fuera de su oficina logrará mejores resultados que un interminable meeting oficial a las 7 de la mañana o después de 8 horas de trabajo.
Si usted es de las personas que no tienen una relación muy cercana con sus empleados busque a alguien en quien ellos confíen y lo tengan como parte de la tribu.
Formar pequeños grupos de trabajo y asignarles una tarea específica puede entregar muy buenos resultados: unos que se dediquen a mejorar los procesos de recepción de mercancías mientras otros buscan mejorar la atención al cliente.
Hay quienes trabajan mejor de manera solitaria. A ellos, después de explicarles qué es lo que se busca mejorar, déjelos solos un tiempo prudencial para poder elaborar algunas ideas.
Preste especial atención a los “rebeldes” o a los empleados de desempeño más bajo. Los que critican y se enojan son los que más tienen para decir. Escúchelos y hágalos participar más activamente. Hágalos convertir la critica en algo constructivo.
En cambio los más callados, los que aceptan todas sus decisiones son los más sumisos. A ellos les da lo mismo una cosa que otra, muchas veces son los menos interesados y los más renuentes al cambio.
Y lo que es más importante: no se olvide de la recompensa. Si ellos le proveen información valiosa o ideas innovadoras usted debe recompensarlos de manera generosa, de esa forma se sentirán motivados a seguir aportando.
Pablo Agis
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