¿Sabes cuál es la principal diferencia entre las personas que se bloquean ante cualquier obstáculo y las que no? Sencillamente, la capacidad de superar “el cambio” con resiliencia.
Mientras que unas se hacen camino, logrando superar cualquier obstáculo que se les pone por delante ante circunstancias difíciles; otras se bloquean y permanecen inmóviles.
Aquellas que se quedan atrás, bloqueadas en mitad del camino, son presas de los obstáculo. Y es que muchos de estos cambios, nos hacen frenar en seco y nos obligan a ejecutar la tecla de “Reset” y a cambiar.
Es normal sentir miedo o cierto rechazo al cambio. Al fin y al cabo cambiar significa atravesar la frontera de nuestra zona de confort. Pero piensa que sin cambios no hay esperanza ni nada nuevo por lo que luchar.
Todos sabemos, que no es fácil salir de nuestra zona de confort ante un obstáculo.
La solución a este problema se halla en la capacidad que tenemos para construir resiliencia. O en otras palabras, la capacidad para desarrollar esa fuerza interior que nos ayuda a afrontar sin miedo, los momentos de cambio.
Las personas resilientes son personas flexibles que se adaptan a las circunstancias para prosperar. Una persona con resiliencia nunca espera que los obstáculos desaparezcan, los usa como herramientas para crecer. Se trata de una cualidad muy enriquecedora que todos admiramos.
Quizás piensas que la resiliencia es una meta imposible para ti. Pero déjame decirte que esa no es la verdad. Eres capaz de hacer lo que haga falta para alcanzar tus objetivos. Y, si te caes, volver a levantarte las veces necesarias.
Te invito a desarrollar de forma estratégica tu resiliencia, con los tres consejos que encontrarás a continuación. Además, al final de artículo te dejo enlace a mi libro “Del miedo a la libertad” y acceso gratuito al primer capítulo.
Asume tu responsabilidad
¿Sabías que tenemos el control total de nuestras experiencia aunque no podamos controlar lo que ocurre a nuestro alrededor? Podemos controlar la forma en la que las cosas nos afectan y de esta forma regular nuestra calidad de vida.
Ser consciente de esto es la base para asumir tu propia responsabilidad. Asumir nuestra propia responsabilidad nos ayuda a vislumbrar y aceptar aquello que no podemos cambiar y, así, redirigir nuestros esfuerzos hacia aquello que sí podemos controlar.
El problema no es lo que nos ocurre, sino cómo decidimos al respecto y en qué decidimos enfocarnos. ¿Eres una persona que se enfoca en los obstáculos o en las oportunidades?
Acepta el cambio
Cuando nos encontramos ante una situación difícil es muy común sentir cierta incomodidad, estrés e incluso miedo. La sola idea de cambiar y arrojarnos a ese vacío que hay tras el fin de nuestra zona de confort, nos abruma llegando incluso a paralizarnos.
Para desarrollar nuestra resiliencia, el primer paso es aceptar la realidad tal y como es. Es momento de desafiar a la realidad y coger las riendas de nuestra vida.
Una vez hemos asumido esto, ha llegado el momento de darle la vuelta a esa circunstancia que tanto te preocupa, convertirla en tu aliada y transformarla en un nuevo comienzo.
Enfócate en las soluciones
Es normal sentir frustración y rabia cuando nos enfrentamos a la adversidad, pero no siempre tiene que ser así. Tenemos elección.
La vida nos lleva por caminos difíciles y no es todo de color de rosa. Habrá momentos en los que nos toque presenciar injusticias, sentir confusión, dolor, sufrimiento… Y es en esos momentos en los que tenemos que dejar que nuestro optimismo tome el control.
Podemos escoger vivir desde el victimismo y enfocarnos solamente en los problemas, o vivir de forma responsable y enfocarnos en las soluciones. Todo depende de nosotros.
No dejes que las emociones negativas invadan tu corazón. Concédete unos minutos, respira hondo y hazte la siguiente pregunta: ¿Qué puedo aprender de esta situación? ¿Qué lecciones positivas esconde este acontecimiento?
Estrategia en 3 pasos para construir resiliencia
Somos seres humanos y por lo tanto sufrir, tener miedo o padecer dolor, son cosas previstas en nuestra naturaleza humana. Sin embargo, trabajando la resiliencia podrás convertir cada obstáculo en algo positivo para tu vida.
Del dolor puede nacer la sabiduría, del miedo puede nacer el coraje, del sufrimiento puede nacer la fuerza y el poder interior.
Al fin y al cabo, la resiliencia es como un músculo que puedes fortalecer con un poco de entrenamiento. Lo mismo ocurre con la fortaleza mental y la gestión del estrés.
Soy mentora en Gestión Emocional y Liderazgo y me encantaría ayudarte a desafiar tus límites y liderar tus emociones a través de una mentoría personalizada.
Trabajo con profesionales y empresarios y les guío en el camino hacia el auténtico potencial, desafiando a los miedos y convirtiéndolos en un generador de oportunidades.
Espero de corazón que consigas construir resiliencia en estos tiempo difíciles. Me hará muy feliz conocer tu experiencia en los comentarios.
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