Conseguir que el dinero se manifieste de acuerdo a las expectativas que se tienen y en proporción a los esfuerzos invertidos es igual que cultivar y cosechar naranjas o sandías. Es un asunto sencillo para quién conoce la forma de tratar esos frutos, y bastante más difícil para quién las ignora.
La verdad es que los misterios relacionados al dinero tienen más de mito que de realidad, puesto que no hay nada extraordinario en el hecho de conocer las mecánicas que permiten obtenerlo y gestionarlo. Pero son mitos que mantienen cautiva la mentalidad de muchas personas durante toda su vida.
A algunos les parecerá una torpeza asociar el dinero con sandías y naranjas, pero la comparación no es arbitraria. El dinero, lo mismo que una sandía, es un bien físico, un producto. No amerita mayor abstracción. Y en tanto un bien físico obedece a ciertos conocimientos y habilidades para ser gobernado.
Efectivamente, a diferencia de otros bienes, el dinero permite activar transacciones y establecce representaciones de valor. En ello trasciende a una sandía. Pero tampoco es absurdo considerar que en un mundo paralelo las sandías podrían ser perfectamente bienes que justifiquen las transacciones entre las personas, como en algún momento lo fueron la sal común o los cigarros.
Ahora bien, en el mundo presente, los conocimientos y habilidades para obtener dinero son más importantes que las sandías, puesto que aquel permite perfeccionar el comercio que la gente necesita para sobrevivir (e idealmente para vivir como desea).
Los que siguen a continuación no son ni principios ni técnicas de gestión del dinero, son los fundamentos que permiten manifestarlo.
No son una fórmula mágica, ni ésas recetas que la gente espera para solucionar sus problemas. El dinero, como las sandías, precisa la inversión de muchos recursos, esfuerzo y sacrificio para obtenerse. Eso está fuera de todo cuestionamiento. Pero por otra parte, estéril es todo esfuerzo para conseguir dinero que no se fundamente en las reflexiones que siguen, como estéril sería el afán de sembrar sandías en una calzada de cemento.
1.- Contentamiento.
Para conseguir que el dinero se manifieste en la vida, las tareas destinadas a obtenerlo no solo deben fundamentarse en algo que genere satisfacción, alegría y contento, también deben producirlo.
Es importante entender esto: el dinero no debe ser un objetivo en sí mismo, más bien el producto de algo que se hace. Y si esto último responde a contentamiento (y lo provoca), las probabilidades de éxito en el empeño son mayores.
Se dice con cierta facilidad que la fórmula de todo logro es “hacer lo que se ama y amar lo que se hace”. Pero con el dinero hay que ser un poco más conservador. No vale la pena jugar en los límites y hacer referencia al amor, es suficiente remitirse al contentamiento. Se cumplen los requisitos si las labores que se hacen para obtener dinero provocan placer y alegría.
Alan Watts, el filósofo británico decía: «El principio de vida esencial para el oficio y los negocios es este: encuentra una forma en la que te paguen por jugar».
¡Tan simple como lógico!
Pero es algo que la mayoría de las personas no internaliza. La obtención de dinero está culturalmente asociada a “sangre, sudor y lágrimas”. El “tremendo costo” de ganar dinero es una afirmación casi filosófica. Se asocia convincentemente con hechos dolorosos y complejos.
Las personas entienden que el trabajo para ganar dinero es indispensable, pero con todo gusto lo evitarían. Y por pensar así les sucede lo contrario: es el dinero quién los evita y no los libera de los afanes que detestan.
Se puede fundamentar el afán de obtener dinero en necesidad, esperanza, ambición o codicia. Pero también se lo puede hacer en términos de alegría y excitación. Y esta última vía siempre otorga mejores resultados.
¿Por qué aumenta la probabilidad de obtener y acumular dinero cuando se opta por la vía de tareas que provocan contentamiento? Por algo también simple y lógico: éstas tareas se alinean mejor con las disposiciones emocionales positivas.
Las emociones positivas son la energía que lleva a ebullición las acciones y otorga fuerza para hacer bien lo que se desea.
2.- Saber.
Para conseguir que el dinero se manifieste se necesita SABER algo con claridad: éste existe en abundancia.
La referencia no tiene que ver con conocimientos, estudios o experticia. “Saber” es un verbo cuyo origen etimológico remite al latín sapĕre, y la acción refiere a anoticiarse o adquirir conocimiento de algo.
Anoticiarse, de eso se trata, y hacerlo de algo incuestionable: el dinero abunda en el mundo. Está en todas partes. Solo es necesario identificarlo y ver la mejor forma de tomarlo. Puede ser que en esto último radique la dificultad, pero ello no anula algo factual: el dinero abunda.
Ampliar el razonamiento con esta verdad incuestionable es fundamental. La mayoría de la gente transita la existencia con muchos “velos” que le impiden percatarse de la presencia abundante del dinero. Su enfoque, el “lente” con el que miran la realidad está diseñado para otras cosas. Son como el individuo que mira la copa de los árboles y aprecia las aves, pero no toma consciencia de la plenitud de naranjas que cuelgan de las ramas.
Sintonizar con el dinero parte del hecho de reconocer que existe en abundancia. Que está en todas partes. Que se trata solamente de pensar cómo hacerlo pasar de otras manos a las propias. Reconocer, «anoticiarse» que el dinero abunda facilita el desarrollo de una estrategia para tomarlo.
3.- Desapego.
Para conseguir que el dinero se manifieste no debe existir apego hacia los procesos que conduzcan a obtenerlo.
Deseo y desapego no son elementos opuestos. Se puede perfectamente desear algo pero no apegarse al proceso para conseguirlo. Una cosa es tener claro lo que se pretende y otra sentirse atado a las cosas que suceden en el camino.
No debe existir apego hacia los resultados que emergen en la búsqueda de dinero. Eso provoca tensión y estrés. Altera la calidad y eficiencia de la propia búsqueda. Debilita o anula el primer fundamento: contentamiento. Porque si se está estresado por lo que pasa en el camino que conduce al dinero, el sabor amargo toma control del gusto.
El vehículo en el que se hace el viaje (empleo, negocio, inversión, proyecto, etc.), puede fallar y quedar plantado. Pero esto no justifica que se anule el destino. Solo es necesario reparar o cambiar el vehículo, y para ello no se puede estar apegado a él.
Puede haber apego al deseo de tener dinero, pero no al proceso. Porque en este caso emerge la frustración y preocupación cuando las cosas no van al ritmo que se quiere.
Hay una recomendación básica para no alterar la naturaleza de este fundamento: cuando las personas se sientan frustradas por lo que pasa en la ruta, deben volver a situarse en el lado del deseo.
4.- Poder.
Para conseguir que el dinero se manifieste, NUNCA se debe relegar el poder en él. No hay que creer que el dinero es una fuente de poder, porque así termina teniendo dominio sobre la persona y se mantiene ausente (o mantiene ausente a la persona, como se quiera ver).
El dinero es un objeto, una cosa que se manifiesta en monedas y billetes. No tiene poder en sí mismo, solo lo alcanza a partir de lo que cada individuo haga con él.
Si se quiere manifestar dinero, NO PUEDE asumirse que éste es una fuente de poder. El dinero no proporciona riqueza, abundancia o felicidad. Realmente no puede dar nada. Esta allí inerte, dado que todo el poder proviene de la persona.
Si se cree que tener más dinero proporciona más poder, en realidad se sostiene la vibra de: «soy demasiado débil para atraer dinero».
Las personas tienen que estar completamente convencidas que son cien por ciento capaces de dominar el dinero, y que éste se encuentra cien por ciento sometido a ellas.
5.- Progresividad.
Para conseguir que el dinero se manifieste, la forma adecuada de enfocarse en él es con el criterio del incremento progresivo: de lo pequeño a lo grande, de menos a más. Esto permite que las acciones concretas se vayan alineando con la visión.
La visión puede ser ambiciosa, pero quedará en eso si no se aprecian y cuidan las pequeñas metas. Una por una.
El dinero llega a través de los filtros de las creencias de las personas. Y estas creencias limitantes se van desplomando a medida que se alcanzan metas pequeñas y se continúa adelante. Las creencias no tiene que ser cambiadas radicalmente (en realidad es difícil hacer esto), solo hay que ir ampliándolas a medida que se consiguen resultados.
Pero si los resultados no se miden con lente táctico, es decir con la lógica del eslabón de la escalera que se debe vencer primero, la creencia limitante reinará sobre el proceso.
6.- Congruencia.-
Para conseguir que el dinero se manifieste hay que ser congruente con una mentalidad de abundancia. No se puede ir tras del dinero si en los hechos se vive eludiendo gastos o teniendo una mentalidad de escasez. Esto genera un nivel de vibración mental incongruente.
Si se quiere tener más dinero pero lo que se hace para conseguirlo no da satisfacción o provoca infelicidad, la vibración mental está equivocada y el resultado no será positivo. El deseo de manifestar dinero debe estar alineado con la alegría y excitación por lo que se está haciendo para conseguirlo. Esta es la forma de llegar a la abundancia.
Manifestar dinero es un desafío divertido. Definitivamente es una cota alcanzable si se lo enfoca desde un punto de contentamiento, conocimiento y poder. Implica cierta disciplina ciertamente, pero es una mental y emocional, no física.
(Este tema es parte del Programa de Asesoramiento sobre la Psicología del Dinero de Carlos Nava Condarco. Si desea más información al respecto tome contacto con el autor: carlosnava@elstrategos.com)
DATOS DEL AUTOR.-
Carlos Eduardo Nava Condarco, natural de Bolivia, reside en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, es Administrador de Empresas y Empresario. Actualmente se desempeña como Gerente de su Empresa, Consultor de Estrategia de Negocios y Desarrollo Personal, escritor y Coach de Emprendedores.
Autor del libro: “Emprender es una forma de Vida. Desarrollo de la Conciencia Emprendedora”
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