Tiempo atrás existía una princesa con una hermosura sin igual. Sus cabellos eran como los rayos del sol que descienden por la mañana, su aroma como al pétalo de la roza más fina y su sonrisa como el atardecer en el mar.
Esta muchacha vivía un gran desgracia, se encontraba prisionera en una gran torre resguardada por un bestia negra, ágil e imponente, con garras y amplias alas. Caballeros del mundo se reunían para atacar al dragón y salvar a la princesa pero ninguno volvía a ver la luz del día.
En un ocasión se reunieron el caballero más inminente del momento, el arquero más preciso de los tiempos y el ladrón más sagaz y rápido.
Este trío contrata a un humilde barquero para que los conduzca a la isla donde se encuentra la princesa prisionera.
Llegado en la isla, el caballero, el ladrón y el arquero se preparan para matar al dragón.
Como si el dragón les hubiera leído los pensamientos, este aparece en el firmamento aproximándose a gran velocidad.
El gran arquero saca su glorioso arco, pone un flecha de plata en este y apunta hacia el ojo izquierdo del dragón. Cuando está a punto de disparar, el arco se quiebra.
Era extraño, esto nunca había sucedido y para empeorar las cosas el arquero no tenía más arcos de repuesto. Nuestro arqueo se lamenta y se pregunta porque le suceden estas cosas.
Por su parte, el valiente caballero monta su bestia de cuatro patas y parte rumbo hacia el dragón con espada en mano. A medida que galopa, el aire se vuelve más y más pesado a causa de las cenizas que emanaban del dragón. Estuvieron tan cerca de la bestia, que el caballo de nuestro héroe muere asfixiada.
El caballero cae de su caballo y comienza a lamentarse y se pregunta porque le suceden estas cosas.
Por su parte, nuestro ladrón solitario se prepara para entrar en acción. A este ladrón se le conocía por ser el más ágil y veraz del mundo y todo se debía a su capa mágica. Esta capa tenía propiedades sin iguales, cuando el ladrón se la ponía se hacía invisible para cualquier hombre o criatura.
El ladrón comienza a buscar la capa mágica en su mochila, busca y busca pero no la ve por ningún lado, entonces se da cuenta que la ha olvidado en el puerto del que han zarpado.
Nuestro ladrón se lamenta y se pregunta porque le suceden estas cosas.
El dragón estaba cada vez más cerca, estaba por devorarse a los tres héroes y al barquero de solo un bocado.
Cuando el dragón se encontraba a unos 10 metros, nuestro barquero corre rumbo hacia al dragón empuñando su remo. El barquero le pega unas cuantas veces con el remo al imponente dragón, el remo se le rompe, pero en vez de lamentarse se pregunta:
– Ahora que hago al respecto?
Inmediatamente, toma la espada del caballero y comienza a luchar como nunca contra el dragón. Lamentablemente, el dragón lanza una llamarada de fuego derritiendo el sable .
Una vez más el barquero se pregunta
-Bueno, sucede esto y esto y ahora que hago?
Sin pensarlo 2 veces nuestro barquero corre rumbo hacia el ladrón y le pide sus botas (las cuales le hacen ser el ladrón más ágil de la historia) cuando el barquero se pone las botas comienza a correr rumbo hacia la torre de la princesa. Era tan hábil que el dragón tuvo que emprender vuelo para alcanzarlo.
Nuestro barquero comienza a escalar la gran torre de la princesa, las botas le daban la fuerza y agilidad necesaria para escalar y a la vez esquivar las llamaradas de fuego que el dragón le lanzaba desde el aire.
Llegando a la ventana de la princesa, el dragón acerta un golpe al las botas de nuestro querido barquero. Inmediatamente, el barquero pierde toda su fuerza y agilidad, tanto así que se encuentra a punto de caer desde una gran altura.
Sin lamentarse, nuestro barquero se pregunta
– Ahora qué hay que hacer?
Cuando el dragón se encontraba lo suficientemente cerca a nuestro barquero, este salta hacia el dragón y lo toma del cuello. El dragón se sacude para quitárselo pero el barquero se agarra más y más fuerte, hasta el punto de llegar a asfixiar a la imponente bestia.
El dragón desciende inerte, muerto. Sin creerlo pero ahora sin perder tiempo, los 3 héroes más el barquero rescatan a la princesa. Sana y salva la princesa pregunta quién ha sido la persona que mató al dragón, mirando al caballero, al arquero y luego al ladrón.
Los 3 héroes miran al barquero.
La princesa le pregunta al barquero cómo lo ha logrado, nuestro barquero exclama lo siguiente:
– La clave de mi éxito se la debo a no lamentarme y preguntar el porqué de mis desgracias, al contrario, me pregunto que hacer al respecto y actuó en consecuencia.
La princesa se le quedó mirando unos instantes y le pregunta.
y ahora que es lo que vas a hacer al respecto?
El barquero responde
-No lo se.
La princesa se acerca al barquero lentamente hasta el punto de estar nariz con nariz, el barquero comprendió lo que debía hacer y la beso.
Princesa y barquero vivieron felices para siempre.
A la hora de tratar con las demás personas, al hablar en público, puede que tengas la gracia de un caballero, o la certeza de un arquero o tal vez la sagacidad de un ladrón, pero si te encuentras frente a una situación que te pone contra las cuerdas y no actúas al respecto jamás podrás conquistar al dragón, jamás conquistarás a tu público.
Si deseas aprender técnicas de persuasión y seguridad para enfrentar y conquistar a un dragón (el público) tienes que tener la actitud del barquero, no te lamentes y comienza a pensar que debes hacer el respecto, así vencerás.
Finalmente te invito a descargar mis 3 inminentes historias que te permitirán lograr una actitud de barquero frente a los problemas , miedo e inseguridad a la hora de hablar en público.
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Te deseo un feliz día
Daniel Zambrano