“Lo Hacemos, a por ello”
Sé que hay mucho ya escrito sobre si los emprendedores nacen, se hacen o si estos lo hacen por casualidad. Por eso la intención de este escrito trata de describir a aquellos que llevamos el emprendimiento dentro y que tenemos ese no se qué, que se yo, que nos hace asumir retos sabiendo de antemano el trabajo que nos va a costar, la energía que vamos a gastar, las innumerables puertas a las que hay que llamar, las expectativas creadas y muchas veces frustradas, noches en vela, incomprensión familiar, pérdida de credibilidad personal y, como no, pérdidas económicas a la vez que momentos gratificantes, de aprendizaje, de nuevas relaciones expectativas económicas que nos va a suponer dicho reto.
Era un niño como cualquier otro, que imaginaba que de mayor seria futbolista (además se me daba bastante bien todo hay que decirlo), las chicas eran esa cosa aburrida que jugaban a la goma y los estudios eran un tostón. Sin embargo, aunque en aquella época no entendía muy bien por qué y con esa forma que tenemos de ver las cosas cuando somos niños, tenía cierta admiración, respeto y veía con una aura especial, como tocados por una varita celestial, a un par de personas del entorno familiar, y ambos con un punto en común, eran EMPRESARIOS. No entendía muy bien lo que era eso, solo veía que el resto de la gente comentaban lo trabajadores y listos que eran, la capacidad para generar NEGOCIO, el poder adquisitivo que tenían, el don de gentes que poseían y por qué no decirlo, lo ligones que eran. “Aquello molaba” pensaba, obviamente con el tiempo te das cuenta de lo idealizado del concepto que obtuve de EMPRESARIO con aquellos referentes.
EMPRESARIO es una palabra en desuso, parece un término que hoy se asocia a caciques que esclavizan a sus empleados, a personas que han conseguido fortunas a base de malas artes, sobornos, especulando o con tráfico de influencias. Ahora está de moda la definición de EMPRENDEDOR, entiendo que provocado un poco para alejarse de esa visión actual que se tiene sobre los empresarios, pero en mi opinión y como valoración personal un EMPRENDEDOR viene a ser la antesala del EMPRESARIO.
Recuerdo la primera vez que me sentí emprendedor, tenía 8 o 9 años y veraneaba en una urbanización de chalets perteneciente a Liria. El padre de uno de los amigos del chalet (como solemos llamar así a nuestros amigos los chaleteros) trabajaba como transportista para una importarte empresa valenciana dedicada a la producción de productos de plástico, recuerdo que cada vez que llegaba a casa y abría el remolque del camión para limpiarlo nos encantaba subirnos a jugar dentro y ayudar a limpiarlo. Una de esas tantas veces vino con el camión lleno de esos bolsos de plástico a colorines y cuadritos que tanto furor hizo a nuestras madres en los 80. Estos habían salido defectuosos y Valentín, el padre de mi amigo, tenía que llevar a retirar por ese mismo motivo. Pronto corrió la voz entre todas las madres del grupo, que como no, también eran amigas, y fueron para quedarse con varios bolsos cada una “te cojo 5, que me llevo para mi hermana y mi cuñada” o “me llevo para poner las patatas y las cebollas debajo de la encimera”, eran los comentarios de esa tarde. Como niño que era, aquella visión de las madres haciendo acopio de los bolsos, no diría con egoísmo, pero si con un poco de recelo, dio lugar a la primera vez que EMPRENDIA. Escuche a las madres que estos bolsos de mercado estaban a la venta en torno a 250 o 300 pesetas, por lo que se me ocurrió que podríamos vender los bolsos por 50 pesetas, y con lo que sacáramos tendríamos para cómpranos un balón nuevo, irnos al cine o simplemente comprarnos unos helados, total probar no nos costaba mucho y lo de ir a recoger algarrobas con los padres era una idea que ya habíamos probado y que no nos hacía mucha gracia. Los cuatro del resto de la pandilla estuvieron de acuerdo en seguida, así que lo primero que hicimos fue ver que le parecía la idea a nuestro principal y único proveedor, Valentín. Al principio se lo tomo a guasa, pero al ver lo convencidos que estábamos y la ilusión que teníamos, accedió, eso y supongo que porque total eran para tirar. Sé que la imagen de 5 niños con las bicicletas cargadas con bolsos de plástico hasta los topes y vendiendo puerta a puerta por los chalets de las urbanizaciones de Liria hoy en dia puede parecer una situación surrealista, pero en aquellos tiempos no parecía nada anormal. La cuestión es que fue todo un ÉXITO, nos quitaban los bolsos de las manos, en cada chalet que llamábamos a la puerta realizábamos una venta y no se quedaba menos de 3, la sensación de todos era de Guau! venga que no pare! vamos a por mas, vamos a dividirnos y así iremos más deprisa …….. estuvimos vendiendo 2 días, nuestros padres pasaron de tomar esto como una tontería de chiquillos a alucinar con nosotros.
Conseguimos la alucinante cifra de 300 bolsos vendidos y un beneficio de más de 15.000 pesetas. No os quiero ni contar la sensación de euforia que tuvimos todos, la perplejidad de nuestros padres ante nuestra convicción de lo que hicimos y conseguimos, así como el orgullo por el trabajo realizado para llevar a cabo dicha empresa.
Para mí, aquella fue la primera vez que emprendí, la primera vez que tuve ese “EUREKA” que nos viene a la cabeza, ese “FLASH” en que lo ves todo claro, que ves esa oportunidad que nadie ha visto, hacer aquello que la gente normal no hace y además hacerlo con éxito. Sin darme cuenta me había convertido en EMPRESARIO, en aquello que tan especial y que admiraba en las personas de mi ámbito familiar. El sentimiento de seguridad en uno mismo, la satisfacción personal y la sensación de ser especial aumentaron exponencialmente. Lo tenía claro, de mayor quería seguir siendo FUTBOLISTA, pero aquello de ser EMPRESARIO no estaba mal, la verdad.
Lógicamente ser EMPRESARIO no es una tarea tan fácil como la relatada, en la que se unieron una serie de factores y circunstancias que hicieron de esa empresa un éxito, pero si la sensación y momentos iniciales cuanto te embarcas en una, y es lo que personalmente denomino EMPRENDER.
Ya tuve que esperar a los 15 años para volver a tener esa sensación. Esta vez fue algo distinto, tenía un amigo del barrio con un talento natural para el dibujo, modelar y crear esculturas, este tenía claro desde pequeño que quería ser artista fallero, y con tan solo 13 años ya merodeaba por los círculos de dicho gremio. Dani, que así se llama, tenía como estandarte el dibujo y una figura de un bebe llorón que gustaba mucho a las chicas y estas le pedían que les modelara figuras de arcilla de este personaje. Dani, como buen artista, era un tipo al que solo le preocupaba crear, bohemio y con un cierto punto de desorganización, por lo que entendí que mezclando su faceta creativa y mí siempre estado inconsciente todavía de EMPRENDER le propuse una sociedad donde poder explotar su talento natural en forma de negocio de producción y venta de figuras de escayola (las de resina todavía no habían aparecido en el mercado). Fuimos a ver incluso una empresa (no me digas como la localizamos por que en el 87 no teníamos internet) dedicada a esto para ver los procesos de producción, maquinaria necesaria, ver como se hacían los moldes etc… al final no hicimos nada, la cabra tira al monte y Dani acabo siendo lo que quería desde que tenía uso de razón Artista Fallero, lo cual siempre me ha parecido increíble y aquello quedo en una anécdota sin más.
Fueron pasando así los años con varias anécdotas e intentos de crear algo con los amigos como tipo pubs, quedarnos para gestionar terrazas de verano, oposiciones a Policía Local, trabajos varios como Peluquero de Perro, Repartidor de Propaganda, Peón de Albañil, en fin lo que hiciera falta para sacar unas perrillas y tratar de no pedir mucho en casa, hasta que finalmente me hice Taxista de profesión con 23 años.
La verdad es que de taxista durante unos años se vivió bien, muy bien, sin casi esfuerzo psíquico o físico, te permitirá vivir con un nivel económico muy decente, incluso por encima de amigos con estudios universitarios, por lo que aquello de EMPRENDER se escondió en lo más profundo de mi, hasta que llego mi gran “FLASH”, mi gran “EUREKA”. No es intención ahora de relatar esta experiencia, si no lo que provoco después y que fue conocer todo este mundo que envuelve al EMPRENDEDOR y las experiencias vividas al crear una “STARTUP”.
Tenía 30 años y aunque la vida resuelta, con unos ingresos regulares, había adquirido una vivienda en una buena época, una relación de pareja excepcional (Que todavía continua a mi lado a pesar de la montaña rusa en la que he convertido su vida, otro día me gustaría hablar sobre lo importante e imprescindible de que tu pareja te apoye y te anime en esto de emprender y sin las cuales nada sería igual, ya que son tus mejores Consejeros Delegados) y una preciosa niña, pero un día como otro cualquiera, cambio mi vida desde entonces. Me vino como por arte de magia, sin venir a cuento, la idea de poner pantallas en el interior de los Taxis, en los que además de contenidos para el usuario hubiera espacios destinados para la publicidad y por lo tanto generar negocio.
Una de las primeras cosas que hice fue mirar en internet si había algo parecido y… NO, no había nada al respecto, el subidon fue mucho mayor, había tenido una idea que no había tenido nadie. A partir de ahí fue búsqueda de información, tecnologías que se podían aplicar, costes, ver como se vendía la publicidad, a cuanto, etc… hasta que di con el Instituto IDEAS de la UPV. Allí fui recibido como un estudiante más de la UPV y Rosa (excepcional, sin mas) que fue mi mentora durante aquel tiempo, empezó a hablarme de Planes de Negocio, Planes de Marketing, fondo de maniobra, gastos de explotación, business Angels y todo lo que os podáis imaginar relacionado con los EMPRENDEDORES, un mundo que desconocía y que me cautivo desde el minuto 1.
Luego vinieron, suma de capacidades y formación del equipo promotor, reuniones con posibles inversores, presentaciones en foros, viajes, reuniones, nervios, subidones y bajones de moral, incluso algo de desesperación, hasta que finalmente y tras año y medio, si digo bien, año y medio, no penséis que esto es llegar y besar el Santo (Si es así, enhorabuena), a finales del 2006 vimos la luz y el proyecto paso a ser una realidad, una EMPRESA con proyección y futuro por delante financiada por Instituciones Públicas e Inversores Privados. Al principio era todo maravilloso, daba la sensación de que esto era imparable, recibíamos premios de reconocido prestigio, salíamos en revistas como EMPRENDEDORES, boletines de Universidades, etc… hasta que al año empezaron los problemas, las expectativas no se cumplían, empezaron las discrepancias y los roces entre los socios, y finalmente tras 20 meses del inicio de la actividad se tomaba la decisión de liquidar la empresa. Tuvimos pérdidas económicas que soportamos entre el equipo promotor, que como no, acabamos discutiendo y dejándonos de hablar por que las diferencias con las personas durante mucho tiempo mina la relación. Aun así la experiencia fue total, disfrute de cada momento, los buenos, los malos y los peores y es que esto de EMPRENDER y crear una EMPRESA es lo que tiene, que engancha.
EMPRENDER son esos momentos en los que te viene la idea de qué hacer, los momentos en los que te juntas con tu gente para contarlo y buscas más locos que se sumen y participen, aporten su conocimiento, trabajo y contactos, los momentos en los que planificas todos y cada uno de los aspectos relativos a la empresa, obtienes información y como no compruebas la viabilidad económica de lo que en esos momentos es un PROYECTO, y en los momentos en los que decides “LO HACEMOS, A POR ELLO”. Por eso, tanto si EMPRENDES por casualidad, lo haces por qué has tenido un “FLASH”, por que te lo proponen o lo llevas dentro desde siempre… “BIENVENIDO A LA EXPERIENCIA DE EMPRENDER”