Según la Real Academia de la Lengua española:
«Atrever: determinarse a algún hecho o dicho arriesgado.»
Los empresarios no nos atrevemos a flexibilizar el puesto de trabajo. No nos arriesgamos a implementar el teletrabajo o los horarios flexibles. Los trabajadores no nos atrevemos a reclamar esa flexibilidad, a que no nos vean muchas horas por la oficina, a trabajar desde casa o navegar por internet desde el trabajo. ¿Quién no ha visto una pantalla cerrarse al pasar el jefe cerca? Si esa es la confianza que hay entre empleado y trabajador, ¿cómo nos podemos siquiera plantear reducir las horas de presencia?Sería ideal que nuestra vida personal y nuestra vida profesional estuviesen suficientemente equilibradas: 8 horas para trabajar, 8 horas para cosas personales y por supuesto, 8 horas para descansar. Pero desafortunádamente, la realidad es que nuestras vidas se centran en nuestra actividad profesional. Casi todos estamos de acuerdo en que un mejor equilibrio, una buena conciliación de la vida personal y profesional sería muy positiva tanto para las personas como para las empresas. Pero iniciativas como el horario flexible o el teletrabajo, que nos ayudarían a mejorar este equilibrio, no son posibles, esencialmente por una razón: ¡no nos atrevemos!
La conciliación en otros países
Esto pasa mucho más en nuestro país que en otros países. Por ejemplo, en Estados Unidos, el 25% de los trabajadores son tele-trabajadores. Y el 17% en Alemania. Y aquí, tan sólo el 4%. Y es que nuestro carácter latino es uno de los culpables de esta situación. El empresario desconfía de sus empleados, y suple sus miedos forzándolos a estar más horas en la oficina. Y el empleado es conocedor de esta desconfianza, y demuestra su esfuerzo estando más horas en la oficina.
Pero el contrapunto, lo más interesante del caso, es que en WorkMeter los datos nos muestran otra realidad. Al disponer de herramientas de medición acumulamos datos de cientos de empresas, y sabemos que en realidad NADIE trabaja más de 8h al día. Empresarios que se vanaglorian de que sus empleados trabajan 12 horas, o consultores que dicen que trabajan 12 horas… bueno, un día concreto puede ser, pero como media en tan sólo una semana, ¡nunca supera las 8 horas al día!
Este «presencialismo» y esta necesidad de control y de demostrar el esfuerzo, basado en la desconfianza, destruye cualquier opción de conseguir una mejor conciliación y balance con nuestro tiempo.
Facilitando la conciliación laboral
Entonces ¿qué solución tenemos? Pues sencillamente, generar confianza entre los empresarios y los trabajadores.
Soluciones de medición respetuosa como WorkMeter hacen precisamente eso: «objetivizar» el trabajo de las personas. Generar esa confianza y eliminar la necesidad de demostrar el trabajo. Fomentar la comunicación entre la empresa y el empleado, actuar con transparencia, y en definitiva, todas las iniciativas que fomenten la confianza entre el directivo o empresario y el trabajador.
Fomentando la confianza podremos reducir el horario, flexibilizarlo, trabajar desde casa, y en definitiva, mejorar el perseguido equilibrio entre nuestro trabajo y nuestra vida personal.
Ya no será necesario «atreverse» a conciliar, pues ya no supondrá ningún riesgo.