Muchos hemos visto como a pesar de la persistencia, esfuerzo, disciplina y demás virtudes impresas dentro de lo que es nuestro accionar diario; no llegamos a lo que consideramos éxito. ¿Qué estoy haciendo mal? Es la pregunta que muchos solemos hacernos frente a este tipo de situaciones, y bueno, la frustración procedente de la imposibilidad de logro, nos impide analizar a fondo en pos de encontrar lo que obstaculiza nuestro encuentro con el anhelado triunfo. Por eso traemos hoy a usted amable lector algunos hábitos (prácticas comunes, decisiones que se toman mecánica o involuntariamente), que repelen la victoria y de seguro usted sin ser consciente de la consecuencia a que su uso conduce, ha empleado.
- Creer la innovación únicamente a aquello que no existía.
- Suponer que el producto se va a vender solo.
- Tener la errónea creencia de que nuestra idea es la única buena sobre la tierra.
- Asustarse por lo que dicen los expertos o los números.
- No tomar en cuenta las corazonadas o la intuición.
- Creer que las cosas se pueden lograr sin un equipo.
- Ignorar la importancia del factor diferenciador o la propuesta de valor.
Son éstos algunos hábitos que –reitero- por desconocimiento muy probablemente, amigo emprendedor, están siendo parte de su pensamiento, de su actuar y es evidente que le resultan un alto muro interpuesto entre el éxito y usted. Pero, ya teniendo consciencia de esto, de seguro la reflexión sobre estos puntos lo guiará hacia todo lo que pretende.