El comercio minorista junto con las pequeñas empresas son la base del desarrollo de cualquier economía. Los constantes cambios y la extrema competencia hacen que sea una actividad sumamente interesante, pero quienes no estén preparados para desempeñarse en este ambiente, fácilmente terminarán fracasando o abandonando luego del tercer intento fallido.
Dentro de ese entorno hay dos factores clave que se destacan fácilmente y pueden ser tomados como obstáculos y oportunidades a la misma vez: Los clientes y los competidores.
Los competidores: son cada vez más y se instalan cada vez más cerca para poder captar el tráfico de otros y quedarse con sus clientes. Los más intimidantes son las grandes cadenas. Compiten con precios bajos y gran variedad de productos. Además tienen un mayor presupuesto para publicidad, pero como todos los gigantes, son de movimientos lentos. Usted debe diferenciarse de ellos y la mejor manera es agregando valor a su gestión.
Los clientes: El cliente es el rey. Todo gira alrededor de ellos porque sin clientes su negocio no existe. Ellos lo saben y por eso son muy exigentes y volátiles. Enseguida encuentran una excusa para irse a comprar a la competencia. Es cada vez más difícil satisfacerlos y la única manera de lograrlo es agregando valor a su gestión.
Agregando valor a su gestión: la frase no está repetida en los dos párrafos por error. Si desea diferenciarse de sus competidores o si quiere retener y captar más clientes la clave es agregar valor a lo que usted hace. El precio, en este caso pasa a segundo plano.
Son cada vez más comunes los envíos gratis, políticas de retorno o cambios más accesibles o garantías extendidas a un precio muy bajo. La venta del producto no es el objetivo sino la consecuencia. Lo más importante es el proceso para vender un artículo y lo destacable es qué sucede después que se vendió.
De esta manera agregando valor al proceso de venta se llegara con más rapidez y mayor éxito al objetivo final, pero lo que hará que sus acciones queden en el recuerdo de sus clientes no es el producto vendido, sino que será lo que sucede antes, durante y después de la venta. Un servicio al cliente fuera de lo común marcará la gran diferencia con sus competidores. El cliente volverá no sólo por la calidad del producto ofrecido sino por el entorno y la respuesta a sus exigencias.
Ya no alcanza con ofrecer un artículo excelente a un precio competitivo: el valor agregado a su gestión es lo que hace que un cliente decida comprarle a usted un producto determinado en un momento específico.