Es el momento de que la economía empiece a remontar tras la aprobación de la reforma laboral que ha ejecutado el gobierno a la vista del poco entendimiento que tanto sindicatos como empresarios son capaces de llevar a cabo. Son muchos los intereses de ambas partes y no parece que sean capaces de flexibilizar sus posturas no vaya a ser que queden mal ante los colectivos a los que representan. Los sindicatos se deben más a los trabajadores que a los parados y los empresarios piensan más en el capital y la rentabilidad de sus inversiones que en el desamparado parado al que no parece representarle nadie. Así las cosas el gobierno tuvo que hacer el papel de malo de la película y aprobar algo que la sociedad estaba necesitando desde hace tiempo.
Y la mejor forma de que la economía se reactive es que los ciudadanos comencemos a recuperar la confianza social y en la economía en la que estamos inmersos y empecemos a aprovechar las ocasiones de consumo que cada dos por tres tiene organizada esta sociedad. Lo que ahora nos viene es esta fiesta de San Valentín que ya tenemos aquí encima. Celebrarla de una forma especial y aprovechar la práctica coincidencia con los días de carnaval para combinarlo todo en un largo fin de semana en cualquier parte, en La Rioja por ejemplo, un largo fin de semana en el que puede caber cena romántica en el Palacio Azcárate, una visita a algunas de las bodegas de La Rioja, una jormada de esquí en las pistas de la Rioja y cómo no una excursión más cultural y religiosa a los monasterios más emblemáticos de La Rioja que son los de Suso y Yuso y que forman parte de la esencia cultural de nuestra lengua castellana ya que en ellos se escribió por primera vez en la historia en nuestra lengua.
Las llamadas vacaciones blancas de invierno están estos días tan heladores más que justificadas.