El éxito es un estado de entendimiento e interpretación absolutamente personal. No existen caminos definidos ni recetas simples para clasificarlo. La reflexión personal sobre su naturaleza es el mayor aporte que uno mismo puede hacerse y entender los elementos que lo hacen alcanzable, la vía más práctica para incorporarlo en la historia personal.
1.- Entender que la Vida no es fácil.
La Vida convoca luchadores o víctimas, no existe otra categoría. Quien subestima sus rigores termina siendo víctima, quien sobrestima su capacidad concluye igual. La Vida solo respeta a quien lucha en todo momento, con el mayor esfuerzo y compromiso, como quien no tiene puentes tendidos tras de sí.
La pelea permanente por “vivir bien” o “no vivir mal” es uno de los pocos factores comunes a esa porción del género humano que no se ha incluido entre las víctimas. Esa acción contenciosa otorga la primera y única profesión común: precisamente la de “luchador en la vida”, todas las otras habilidades y conocimientos cumplen con sumarse a ésta.
Esa capacidad de luchar siempre, con destreza y sin desmayo diferencia unos hombres de otros, aún entre el grupo de los que luchan. Algunas personas hacen carne de la insoslayable necesidad de luchar siempre y se convierten en Guerreros: luchadores profesionales. Otros simplemente luchan. A los Guerreros, la Vida no solo les depara más victorias, también mayores alegrías y reposo.
La Lucha por la vida no termina en la acumulación de bienes, en la conquista del amor, en la victoria sobre la enfermedad o en la falsa sensación de que alguna vez se alcanzan los sueños, la Lucha solo termina con la vida del Guerrero, y es en plena conciencia de esto que el Guerrero alcanza alegría y reposo.
En la concepción y formación del Guerrero es un yerro fundamental afirmar que la Vida es fácil, también asegurar que es un territorio de conquista o tratar de calificar el éxito en el lenguaje permisivo de una poesía.
La Vida no es nada de esto. La Vida es apenas un grito que convoca al Guerrero.
2.- Entender que la Vida está compuesta de “pequeñas cosas”.
El concepto de lo Grande, la ilusión de lo Majestuoso o Imponente carecen de esencia propia, son más bien el producto de la asociación de muchas partes pequeñas. Lo Grande, en sí mismo, no existe, sólo existe lo pequeño. Minúsculas cosas otorgan vida a lo Grande, sin embargo esto último no da vida a nada pequeño.
El “camino de la construcción” de todas las cosas transita de lo pequeño a lo grande. Nunca tiene sentido inverso. Cualquier cosa que se desee construir debe partir por un detalle, por una cosa pequeña, y en tanto a ella se le sumen otras, el cuerpo grandioso toma forma.
Por este camino transita la vida de las personas, la vida de las organizaciones, las obras, el éxito (así como el fracaso), la felicidad, la amargura. Todo transita de lo pequeño a lo grande, de la parte al todo.
Al final de la vida, cuando el ser humano se siente sinceramente incapaz de imaginar y desear un futuro remoto, entiende con claridad que toda su existencia está explicada y justificada tan sólo por “momentos”. Allí percibe ésa dramática realidad de haber vivido y disfrutado poco. Allí se da cuenta que la carrera en pos de lo grandioso ha consumido como fuego voraz el “tiempo pequeño”, el valioso detalle.
3.- Entender que el Éxito está compuesto de “pequeños logros”.
Cada quién define la naturaleza y medida de lo que Éxito es en su vida, pero en todos los casos es producto de un proceso inductivo, uno que parte de lo pequeño hasta alcanzar, eventualmente, la majestad.
Y es que Éxito se escribe en realidad con “e” minúscula. Si existe la gran victoria, el triunfo final o el Éxito grandioso, éste no es nada más que una suma delicada de éxitos con “e” minúscula: logros pequeños, concretas victorias.
El éxito es, en realidad, un pequeño detalle. ¡Pero a no olvidar que de Detalles están hechas las cosas importantes!, cómo de átomos el universo.
Una vez que se ha obtenido un pequeño éxito es necesario aferrarse firmemente a la victoria y luego proseguir la marcha en pos de uno nuevo. Cuando éste proceso no se detiene el ser humano alcanza progresivamente cumbres mayores.
No existe energía más grande para el alma que la sensación de triunfo y el sabor de la victoria. Nada hay más estimulante. Cuando el ser humano conoce la victoria no se detiene en su afán de replicarla.
De igual forma, cuando la victoria es elusiva porque enorme es la lucha para alcanzarla, dura es la carga para el alma.
Aprovecha mucho pensar y entender la profunda lógica de lo siguiente: ¿Acaso existe algún objetivo, por muy ambicioso que sea, que no esté formado por muchos elementos? ¿Trabajando sobre éstos elementos no se alcanza también el todo? ¿Entre más grande el todo no resulta más conveniente atacar los componentes?
Pues bien, ¿Por qué entonces negarse la posibilidad de atacar los problemas en sus pequeños pero vitales componentes? Uno por uno, firmemente. Consolidando un éxito tras otro.
4.- Entender que el ser humano está llamado a ser Grande.
Muchas cosas se hallan contempladas en la Grandeza, pero la más importante es la realización del potencial con el que cada quién nace.
Los sueños y la imaginación no son procesos ociosos que alejan el entendimiento de la “realidad”, son en todo caso elementos que permiten construirla progresivamente.
Soñar es requisito fundamental de la Grandeza. Todo es posible en los sueños, y ésa posibilidad es la que activa la dinámica que conduce a los logros.
Limitarse nunca es lo mismo que establecer límites. En un caso se reprime y en el otro se acota. En tanto que lo segundo puede considerarse racional y práctico, lo primero simplemente castra las potencialidades. Para el ser humano que transita los caminos de la Grandeza los límites constituyen hitos que se deben alcanzar y luego superar. Quien se limita establece fronteras estrechas que se propone conscientemente no violar.
La Grandeza se cosecha cuando se ha sembrado Fe y trabajo en lo que se busca, cuando ésta semilla ha sido regada con amor propio, amor por la tarea y el objetivo, cuando la siega se acompaña de humildad y agradecimiento.
5.- Entender que el ser humano está concebido para Trascender en la Vida.
El sentido de Valor de la Vida y la posibilidad de trascender más allá de los límites estrechos que plantea la existencia física depende de la capacidad de atar la vida a un Objetivo.
Albert Einstein decía: “Si quieres vivir una vida feliz, átala a un objetivo, no a las personas o a las cosas”.
La antítesis de la Trascendencia es la Mediocridad y ella está extendida entre aquellos que no atan su vida a un objetivo, porque probablemente la mejor definición de mediocridad no esté relacionada a lo que se ES, sino a lo que no se quiere SER. El universo de la mediocridad está compuesta por un sinfín de individuos “conformistas” que inician y terminan cada día de vida siempre igual, sin penas ni alegrías, sin victorias o derrotas, siempre en la comodidad tediosa del gris.
Quien trasciende va más allá de sí mismo, de las personas que lo rodean y de las cosas que tiene o puede acumular, quién trasciende cumple objetivos anclados en la profundidad del tiempo, de esta manera manifiesta su fe en el porvenir, lo que de hecho constituye una oda a la vida.
6.- Entender que sólo aquel que Cree en la posibilidad, lo hace posible.
Creyente es la persona que vincula toda su energía a una idea o causa determinante para su vida.
Existen pocos individuos que alcanzan el nivel de coherencia, voluntad y sacrificio para llamarse un Creyente “genuino”, la gran mayoría son incrédulos o creyentes a “tiempo parcial”: firmes en sus convicciones en tanto las circunstancias los favorecen.
No se trata solo de creer, se trata de vivir en función de lo que se cree. Y vivir en función de lo que se cree no es cosa simple, precisa carácter. Esto último reduce drásticamente el número de “creyentes”.
Todo lo que el Creyente profesa se manifiesta en Positivo, no existe margen para lo contrario. El Creyente genuino (porque hay más creyentes falsos de lo que se puede suponer), piensa en positivo, actúa en positivo y soporta la adversidad, el fracaso y la perdida en Positivo. Éste es otro factor que lo califica porque no es fácil de practicar. Si el Creyente no se desenvuelve en Positivo le quita poder a la propia creencia, dado que es necesario CREER que las cosas suceden para bien porque uno mismo actúa bien.
7.- Entender que el Agradecimiento es la única calificación que merece la Vida.
Para el Creyente la gratitud es un arma, no sólo una actitud, constituye el combustible que lo acerca al objetivo, la energía que lo vigoriza en el proceso, el alma que soporta el sacrificio y el esfuerzo. La gratitud es remedio maravilloso contra la adversidad.
El Creyente dice mil veces Gracias por cada vez que se pregunta ¿Por qué me sucede esto? El Creyente dice Gracias cuando algo salió mal porque de ello debe extraer alguna enseñanza, algún correctivo. El Creyente grita Gracias ante el fracaso y así lo anula, porque de ésta forma le priva de poder. El Creyente entiende que solo gana quien sabe perder y por ello da Gracias en uno y otro caso. El Creyente sabe que la Victoria solo le está reservada a quien conoció la derrota y por ello da Gracias en uno y otro caso. El Creyente anuncia a los cuatro vientos su gratitud porque sabe que al poder hacerlo está con vida… y si hay vida existe oportunidad para volver a pelear por lo que se Cree.
En realidad el ENTENDIMIENTO de la Vida se resume en comenzar y concluir cada día con un GRACIAS, lo demás es un desconocimiento elemental de la existencia.
8.- Entender la que elección de pareja es una decisión fundamental para caminar exitosamente en la Vida.
Cada quién define de manera personal e íntima lo que Éxito significa en su vida, pero nadie podrá asumir que ése Éxito sea ajeno a la naturaleza de la relación de pareja.
La decisión que toma el ser humano con respecto a la pareja con la que eventualmente compartirá extensos periodos de su existencia, de su trabajo, y con la que formará una familia, es la decisión más importante de su vida.
El primer requisito para la formación de una pareja que comparta Amor, alcance éxito y tenga una relación sana y productiva (lo cual no quiere decir que esté exenta de problemas), es que esté conformada por personas con solido Amor Propio. Entre dos personas carentes no se alcanza una sola, y cuando en la relación existe una parte carente, concluirá por llevar el todo a la deficiencia. La carencia no es de carácter material o intelectual, es la simple y dramática falla de no quererse lo suficiente uno mismo. Toda otra carencia es superada y modelada por el Amor Propio, y por una sencilla razón: porque quiere y porque se quiere.
El segundo requisito es que estas dos personas, que primero se aman a sí mismas, compartan también una visión básica del éxito en la vida. En caso contrario el yugo de la relación se vuelve desigual para alguno de ellos, y finalmente, como consecuencia, se vuelve desfavorable para ambos.
¡Compartir una visión del éxito en la vida significa estrictamente eso! No quiere decir que la visión de uno prevalezca sobre la otra, y tampoco que cada quién se encamine a conquistar la propia. Es una visión compartida la que garantiza una ventaja competitiva y la posibilidad de superar los obstáculos que se pongan al frente. Una visión compartida no es propiedad de ninguno en particular, es un patrimonio de ambos, independientemente del papel que cada quién desempeñe en el proceso.
No es la rutina, no son los “buenos hábitos” ni las “costumbres apropiadas” las que ayudan a llevar una relación de pareja por las sendas propicias, es una visión de la vida que se comparte desde la profunda intimidad. Es “ése puerto” al que la nave se dirige, “ésa ruta” que se debe transitar. Esto es lo que une, esto es lo que genera la sinergia y esto es lo que finalmente proporciona el significado y el éxito.
DATOS DEL AUTOR.-
Carlos Eduardo Nava Condarco, natural de Bolivia, reside en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, es Administrador de Empresas y Empresario. Actualmente se desempeña como Gerente de su Empresa, Consultor de Estrategia de Negocios y Desarrollo Personal, escritor y Coach de Emprendedores.
Autor del libro: “Emprender es una forma de Vida. Desarrollo de la Conciencia Emprendedora”
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