Hace ya un par de años, una tarde casi noche estaba en mi oficina planeando una campaña de publicidad tradicional cuando mi buen amigo loco llegó de imprevisto.
– ¿Qué haces Susana?- me preguntó, absolutamente fresco y contento por estar ahí.
–Trabajar– le contesté de mala gana por que osara interrumpirme. Enseguida me di la vuelta para decirles al diseñador y al becario que estaban presentes un par de instrucciones. Me giré después, para dirigirme a mi escritorio, en el espacio que funcionaba como mi oficina más privada.
-Te ves estresada- me comentó igual de feliz mi buen amigo loco, entrando después de unos minutos a mi privado con una de las tazas rojas de mi oficina llena de café y comiéndose muy a gusto un par de galletas de las que yo ponía para los visitantes y colaboradores.
¡Claro que estaba estresada!
En ese momento estaba manejando un par de campañas tradicionales que no iban nada bien. Estaba rompiéndome un poco la cabeza para tratar de entender que estaba pasando y cambiar lo que fuera necesario cuanto antes. Como ironía, había también otras campañas que iban muy bien, TAN BIEN que los clientes no dejaban de llamarme para dar el siguiente paso.
Estaba al borde de un colapso nervioso.
Y estaba muy ocupada para atender en ese momento a mi amigo loco que como siempre, estaba tan fresco y despreocupado como cualquier persona que “no tiene en qué ocupar su tiempo”.
– ¿Qué no trabajas? – le dije después de unos minutos, harta de verlo tan despreocupado y feliz, invadiendo mi escritorio con su computadora portátil y llenando todo de galletas.
-Estoy trabajando- me contestó igual de contento- todo lo hago por internet ¿Quieres que te enseñe?
Miré a mi amigo loco con exasperación y giré los ojos. Ahí estaba de nuevo el necio, explicándome por milésima vez la “fantasía absurda” de un negocio completamente por Internet. Ahí estaba de nuevo ofreciendo enseñarme a hacer lo que él hacía, intentando convencerme de que estaba siendo una “autoempleada” y que debía ir tras mis sueños.
– Estás completamente LOCO- le dije molesta- y dejando de ser amable, le dije que estaba muy ocupada y que elegía verlo después.
Menos de 2 años después, secándome las lágrimas ante la primera crisis significativa de mi negocio tradicional, mi amigo loco me hizo de nuevo la propuesta:
– Puedo enseñarte a desarrollar una empresa, un negocio ¡cualquier idea! A través de Internet. Podemos hacerlo juntos incluso, si quieres.
Y esta vez, como ya no tenía nada que perder y el fracaso me había dado una valiosa lección de humildad, acepté.
¡Y wow… mi amigo loco estaba (y sigue estando) loco de una manera asombrosa!
Si emprender es una aventura, hacerlo por Internet es casi una aventura que pertenece a otro mundo. Mientras escuchaba las lecciones que mi buen amigo loco me daba y las seguía, tenía mis dudas; sentía que me temblaban las piernas y pensaba “emprender por Internet es cosa de locos”. Mi buen amigo me tenía paciencia y me guiaba, siempre amable y servicial, de vez en cuando exasperado por mi falta de confianza.
– Tanto si crees que puedes hacerlo como si crees que no puedes, estas en lo correcto– me dijo calmadamente un día- eso lo dijo Henry Ford ¿Sabes? ¿Qué decides Susa? ¿Crees que puedes o que no?
Pensé en todas las veces en las que les había pedido a mis clientes que creyeran en mí, en mi trabajo y en la agencia. Me di cuenta de que era MI TURNO de dejarme guiar. Y decidí creer en que SÍ PODÍA.
Un par de meses de trabajo arduo después, en el primer mes de lanzamiento de la nueva empresa ganábamos un par de miles de dólares.
¡Y quizás yo no lo hubiera creído si no hubiera estado ahí!
Reinvertimos las ganancias y seguimos aprendiendo, trabajando y llevando a cabo nuestro sueño juntos. El impulso no sólo de ganancias sino anímico que me dio todo esto me permitió inyectarle nueva energía a mi empresa tradicional que había tenido la crisis que mencioné antes.
Ahora, al tener los dos panoramas, del negocio fijo y tradicional al mismo tiempo que el negocio completamente por Internet puedo compartirte las siguientes diferencias:
1. Alcance de Mercado.
Mi empresa tradicional es una pequeña empresa que tiene un mercado nacional después de AÑOS de trabajo, alianzas y gracias a mi pertenencia a grupos y asociaciones de empresarios.
Mi empresa por Internet tuvo un mercado internacional (dirigido a toda Latinoamérica, España y a toda persona que hable español este en el país que esté) desde su primer mes de vida.
2. Gastos Fijos o de operación.
Las dos empresas tienen gastos fijos pero la tradicional tiene más necesidad de un lugar o lugares físicos porque los clientes están acostumbrados a ellos; eso significa el costo de renta, luz, teléfono, agua, café, galletas y todo lo que conlleva una oficina “normal”; siempre en la misma ciudad, durante años fue imposible que el equipo estuviera separado.
La empresa por Internet tiene un punto establecido porque queremos pero la hemos manejado desde distintas ciudades, cafés, hoteles; puede compartir perfectamente espacio con mi agencia y la otra empresa de mi socio sin que exista ningún problema. TODO se trabaja a través de INTERNET lo que hace que los gastos operativos o fijos sean MÍNIMOS.
3. Ganancias.
Los gastos de operación y el tamaño del mercado reducen significativamente las ganancias de mi pequeña empresa tradicional. Ganamos en pesos mexicanos principalmente.
La reducción a lo mínimo de los gastos operativos de la Empresa por Internet y su increíble alcance de mercado hacen que tenga ganancias al menos 10 veces más que su hermana. Ganamos en dólares americanos.
4. Horarios fijos.
Los clientes y colaboradores de mi empresa más tradicional están acostumbrados a los horarios establecidos por el sistema común; ya sabes: de 9am a 2pm y de 4pm a 7pm.
Los clientes y colaboradores de la empresa por internet disfrutan creando sus propios horarios ¡Ni quiera tenemos los mismos a veces porque estamos en distintos países! Eso nos da a todos más libertad, más tiempo libre aunque también requiere de otro tipo de disciplina.
5. Creatividad.
En un inicio, mi empresa tradicional tuvo que adaptarse al mercado tradicional y limitarse un poco creativamente.
Mi empresa por Internet ha disfrutado desde su nacimiento de una loca creatividad y siempre ha obtenido clientes para todo lo que se le ocurre.
6. Automatización.
Automatizar mi empresa tradicional ha sido todo un reto.
Automatizar la empresa por Internet ha sido prácticamente parte natural del proceso.
7. Disciplina, esfuerzo, tiempo e inversión.
Las dos empresas requieren disciplina y esfuerzo. Las dos requieren inversión de tiempo y dinero. Es cierto que la inversión inicial de la empresa por internet fue mucho menor que la de la empresa tradicional pero NADA HA SIDO GRATIS.
No voy a mentirte y decirte que vas a hacer de la noche a la mañana muchos miles de dólares. CON NINGUNO No, así no funciona esto, disculpa (y el hada de los dientes tampoco existe, por si tenías la duda) Pero sí es posible que logres muy buenas ganancias si te esfuerzas. Ambos modelos de negocios son COMPLETAMENTE VÁLIDOS. Es tu decisión hacerlo pero créeme, sea lo que decidas:
¡Tú puedes hacerlo!
En otro artículo voy a explicarte la diferencia entre un negocio completamente por Internet y un negocio tradicional que se APOYA en publicidad o comunicación de marca a través de Internet. Parece que es lo mismo pero no lo es.
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¡Excelente día emprendedor@!