El espíritu emprendedor es una cualidad que todas las personas tenemos, independientemente de nuestro oficio o profesión y de la forma en que se manifieste.
Tener un espíritu emprendedor no es exclusivo de aquellos que buscan abrir un negocio, sino que puede ser puesto en práctica a diario por cualquier tipo de persona, tanto en actividades cotidianas como en el inmenso mundo de los negocios.
El espíritu emprendedor se compone de distintos rasgos que pueden ser desarrollados por cualquier persona, éstos son algunos de los más predominantes:
Confianza en sí mismo
Una de las partes más importantes del espíritu emprendedor es creer que se puede, tener la confianza y el valor en uno mismo de que todo es posible. Un buen ejemplo es el de un deportista que sin importar si cuenta o no con el apoyo de quienes lo rodean decide seguir su sueño, sabiendo dentro de él que puede alcanzar sus objetivos por su cuenta.
Constancia
Una determinación que mantiene todo fluyendo en la dirección correcta y que a pesar de las dificultades que puedan surgir no cambia su rumbo. La constancia es clave para alcanzar cualquier objetivo, ya que sin un trabajo continuo todo quedaría hecho a medias. Una aplicación de esto es aquel empleado que sin importar las adversidades continúa desempeñando su trabajo, teniendo en mente siempre mejorar y alcanzar algo más.
Sociabilidad
Una parte importante de toda persona que a diario está logrando un cambio o buscando algo nuevo es que es sociable. Esto quiere decir que aunque no se convierta en amigo de todo aquel que cruza su camino es capaz de reconocer cuando es necesario y útil hacer una conexión social, sin caer en el aprovechamiento y mucho menos en la mezquindad. En este apartado no está de más recordar a la clásica persona que conoce siempre a alguien que puede ayudar, sin importar la situación o del tema que se trate.
Audacidad
Algo importante para lograr lo que se quiere es tener tanto la capacidad como la audacia para hacerlo una realidad. Un buen ejemplo podría ser el dueño de un micronegocio que sin importar lo que hagan los demás tiene la audacia suficiente como para montar un sistema para recibir pagos con tarjeta, algo que otras personas en una situación parecida no harían.
Para cerrar, el espíritu emprendedor no es algo que se pueda definir de manera sencilla ya que abarca varios y distintos aspectos personales que pueden variar de persona a persona.