Quizás una de las destrezas más importantes que puede desarrollar una persona es el hábito de la lectura, por cuanto ello significa literalmente dar un paso enorme hacia el conocimiento, pero, sobre todo, al progreso. No en vano, los países con mayores índices de crecimiento tienen entre su población ávidos lectores de todos los niveles en grandes proporciones. De hecho, este es uno de los aspectos evaluados anualmente por medio de las populares pruebas pisa para medir el nivel académico de los jóvenes en el mundo.
En nuestros tiempos se habla de la paulatina desaparición del libro de papel -lo cual le viene bien a la naturaleza, por aquello de la tala de árboles- aunque personalmente lo dudo, pues la flexibilidad y comodidad del libro físico, hasta ahora no tiene rival, si bien existen dispositivos electrónicos para leerlos, ninguno permite hacer anotaciones, subrayados o resaltar algún párrafo de nuestro interés.
Como quiera que sea, de lo que se trata es de establecer ese compromiso personal con la lectura, al margen de la posición que ocupe nuestro país en las mencionadas pruebas o el índice de analfabetismo que padezca en la actualidad. A fin de cuentas veremos que nuestro propio progreso estará directamente relacionado con los libros que leamos. Desde luego me refiero a enfocar nuestra lecturas en el tema objeto de nuestro emprendimiento, pues sería necio pretender leer mucho por el simple hecho de leer, pero sólo lecturas diversas que, aunque aporten cultura general, no nos ayudan a llegar a donde queremos, hablando de realización personal.
Aquí surge entonces la necesidad de tener claro qué es lo que queremos saber, cuál es nuestra pasión, cómo queremos ayudar a los demás. Nuestro nivel de conocimiento puede llegar muy alto, al punto de convertirnos gradualmente en expertos a nivel mundial en un par de lustros, si nos especializamos en un tema, leyendo unos cuatro libros mensuales. Y es una meta claramente alcanzable, toda vez que la persona promedio no alcanza a leer dos libros en doce meses. Por eso dicen que todo líder, en el campo que sea, es buen lector y tiene cómo demostrarlo.
Otra herramienta que puede ayudarnos en ese propósito es la lectura rápida, pero debemos seleccionar bien el método, pues, como en casi todas las cosas, hay opciones más efectivas que otras.
Entre los múltiples beneficios que ofrece la lectura se encuentra también la influencia que puede tener en nuestros hijos, pues como reza el conocido refrán: «el mejor maestro es Fray Ejemplo», aparte de los diversos métodos que existen para tal propósito. De hecho, hay varios libros que ilustran sobre cómo familiarizar a los muchachos con la lectura para que aprendan a amarla de verdad y sea parte integral de ellos durante toda su vida.
Recuerdo que en mi país, Colombia, existía una colección, desde primero a cuarto grado de primaria, de cartillas de lectura con el bello nombre de «La Alegría de Leer», cuyos contenidos eran muy didácticos y contenía hermosas ilustraciones a color. Sirvieron para educar a generaciones completas de compatriotas. (Hoy día sólo he logrado encontrar dos de ellas, pues se han convertido en piezas de colección).
Así pues, que no haya disculpa para emprender el camino al éxito de manera decidida apoyados en este invaluable recurso que tenemos a nuestra disposición.
Aunque ciertas personas suelen usar el pretexto del precio de los libros, actualmente la competencia con los medios disponibles acaso obliga a las editoriales a publicar a precios más razonables. Tanto así que en los tiempos que corren se puede mandar a imprimir desde un libro en adelante, gracias a la tecnología.
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